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Esplendor americano

RAMÓN de España

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Si el guionista de cine y televisión ya es un personaje, digamos, oscuro, al que nadie presta demasiada atención, del guionista de cómics ya ni les cuento. Hay dibujantes –he conocido más de uno– que le consideran una especie de socio molesto cuya única misión es hacerles brillar y pasar lo más desapercibido posible. Y si quiere figurar, que se dedique a escribir novelas.

En el mundo audiovisual, algunos guionistas –pocos– han conseguido ver reconocida su autoría. Pienso, sobre todo, en el difuntoDennis Potter, cuyas mini series para la BBC –deThe singing detectiveaKaraokepasando porLipstick on your collar– reducían al director a un papel de mero ilustrador de ideas ajenas.

En el mundo del comic, es posible queHarvey Pekar,fallecido hace unos días a los 70 años de edad, constituya su único equivalente, pues se empeñó en explicar su vida a través de los tebeos sin saber hacer la o con un canuto y salió triunfante del empeño. Y no es que eligiera a un dibujante y lo tuviera toda la vida ilustrando sus historias, sino que consiguió ganar para su causa a un montón de luminarias de la historieta independiente norteamericana, incluyendo al inmensoRobert Crumb;quien, si la memoria no me falla, solo ha colaborado con otro guionista de fuste en toda su vida, el mismísimo Dios que le escribió su último libro, el Génesis.

Harvey Pekar,memorialista irónico y mordaz, podría haber optado por la literatura, pero se decantó por el comic. Tuvo una vida gris –trabajaba como oficinista en un hospital de veteranos de guerra–, pero eso no le impidió fundar el tebeoAmerican Splendor, donde puso a tanta gente a dibujar sus neuras. En el cine tuvo la cara dePaul Giamatti,que no era tan feo como él, pero se esforzaba en parecerlo.

De forma insistente y meticulosa,Harvey Pekarconvirtió su existencia –a veces triste, a menudo chusca– en una especie dework in progress cuyas alegrías, desgracias, sorpresas y extravagancias acababan, más temprano que tarde, convertidas en viñetas. Pionero del tebeo autobiográfico hoy día tan en boga,Pekardeja una obra inmensa gracias a la cual sus lectores le conocemos (y apreciamos) como si hubiéramos ido al colegio con él en su Cleveland natal.