ADIÓS A OTRO LOCAL DE REFERENCIA

¡Eso es todo, amigos!

La falta de clientes obliga a cerrar a la carismática librería policiaca Negra y Criminal

Paco Camarasa anuncia el cierre de la librería Negra y Criminal.

Paco Camarasa anuncia el cierre de la librería Negra y Criminal. / periodico

ELENA HEVIA
BARCELONA

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Paco Camarasa y Montse Clavé, el equipo habitual de libreros de Negra y Criminal, lo han querido anunciar sin gimoteos ni reproches. Con elegancia y una media sonrisita amarga en la comisura del labio. Echan el cierre. Y el único culpable de que la única librería especializada en el género policiaco de España se vea obligada a entonar el se acabó lo que se daba es el público lector. Ingrato. En los últimos años las ventas han caído un 40% entre los libros físicos y un 60% en el magnífico fondo de armario (joyas descatalogadas inencontrables) on line.

No importa que el pequeño local de la Barceloneta sea una de las librerías más activas de la ciudad, o que hayan sido en sus 13 años de existencia -cifra que ahora adquiere un nuevo significado- testigo dinámico del ascenso del reconocimiento y los lectores en el género. «La novela negra está cada vez más de moda y nosotros cada vez vendemos menos», resume Camarasa. No ha servido de nada que unos 200 amigos de toda España contribuyeran con un mínimo apoyo económico, 10 euros al mes, y que recibieran a cambio el título de cómplices. «Cuando pusimos en marcha el club de los cómplices dijimos que nos estábamos quedando sin balas, pero lo de ahora, la decisión de cerrar, es que por razones de salud y cansancio nos hemos quedado sin fuerzas para apretar el gatillo».

Camarasa, que el año que viene cumple 65 años, intenta explicar la paradoja (última moda / escasas ventas) sin amargura. Asegura que en un mercado en el que todo el mundo lee el mismo libro, ellos preferían recomendar a 100 autores distintos. «No hemos sabido luchar contra la falta de curiosidad de la gente, contra su apatía. Este verano, mientras todo el mundo leía La chica del tren, nosotros preferíamos Laidlaw de McIlvaney». No se puede decir que su prescripción no fuera atendida, pero, se lamenta Camarasa, «muchos han preferido comprar los libros en el aeropuerto o el híper más próximo». Estas palabras contrastan con otra de las paradojas del cierre, ya que la librería había conseguido estar en boca de todo el mundo y parecía ser un negocio boyante.

«Solo recomendamos lo que conocemos de primera mano y eso implica echarle muchas horas», asegura el librero, que además ha confeccionado un catálogo de 18.500 fichas.

Mejillones y autores

El cierre definitivo será el 3 de octubre. Hasta esa fecha venderán a precio de saldo todo lo que puedan -aseguran que los libros de Agatha Christie y Perry Mason los regalarán- y pasados unos meses quizá prosigan en el local -que es de su propiedad- sus tradicionales clubs de lectura. Con todo, Camarasa no abandona, seguirá vinculado al género como comisario del festival BCNegra. Atrás queda un balance de 1.250 kilos de mejillones que no podían faltar en las presentaciones y la visita de 345 autores, asombrados de la vitalidad del negocio que ahora muere.