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Esas películas de leer

JORDI Puntí

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Hace un par de semanas, el Parlament aprobó la ley catalana del cine, una decisión política que –como suele ocurrir– escandalizó a la parte contratante de la primera parte y entusiasmó a la parte contratante de la segunda parte. Según elconsellerde Cultura,Joan Manuel Tresserras, una de las intenciones de la nueva ley es «garantizar la diversidad lingüística», esto es, que las películas que se estrenen en Catalunya, y su idioma original no sea ni el catalán ni el español, cuenten con la mitad de copias en catalán y la otra mitad en español.

Tras media vida, o una vida entera, de inercias a favor del doblaje en español, la búsqueda de la paridad (que en realidad es una discriminación positiva a favor del catalán) tiene toda su lógica. Los hermanosMarx, no obstante, quizá dirían: «Oye, ¿por qué hemos de pelearnos por una tontería como esta? ¡La cortamos y ya está!».

Porque en realidad la ley es solo una solución temporal, un parche, y mejor sería pensárselo dos veces. Es como si, viendo que una rueda está deshinchada, deshinchamos las otras para equilibrar el vehículo. Lo que convendría es cambiar las ruedas. Así, si se quiere garantizar la diversidad lingüística y que, de paso, la gente aprenda bien el catalán, sería más lógico promover en todo caso –cine y televisión– la versión original subtitulada y olvidar el doblaje. Sería, claro está, una decisión aún más problemática que la actual. En primer lugar porque el negocio del doblaje es importante en Catalunya, mueve dinero entre un buen número de actores y productores. En segundo lugar porque la mayoría de espectadores tienen prejuicios contra las películas subtituladas: «Son esas que hay que leer», dicen, «para intelectuales».

Sin embargo, Dinamarca, Suecia, Albania, Portugal, Grecia o Bélgica –países con poca población– las series y películas son siempre en versión original subtitulada, tanto en la tele como en el cine, y está comprobado que el nivel de inglés es más alto y que el aprendizaje de la lengua propia también se beneficia. Leyendo a diario los subtítulos en catalán, pues, aprenderíamos gramática y haríamos menos faltas de ortografía. ComoGrouchole decía aChicocon el contrato en la mano: «It rather grows on you» (que subtitulado sería: «A todo se acostumbra uno»).