ENTREVISTA

Rodrigo Leão: "Solo en solitario podía hacer lo que quería hacer"

La músico portugués, cofundador de Madredeus, recorre en el teatro Victoria sus 25 años de carrera

zentauroepp11607444 barcelona 20091021        icult musica      entrevista al ca180501152140

zentauroepp11607444 barcelona 20091021 icult musica entrevista al ca180501152140 / SERGIO LAINZ

Jordi Bianciotto

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La música evocadora, introspectiva, un poco peliculera, de Rodrigo Leão regresa este miércoles a Barcelona (teatro Victoria, 21.30 horas), enmarcada en el 25º aniversario de su carrera en solitario. Una efeméride reflejada en el doble compacto ‘O aniversário’.

¿Momento para hacer balance de estos 25 años?

¡Han pasado muy rápido! Veo mi trabajo en solitario como una continuidad respeto a lo que hice primero con Sétima Legião y después con Madredeus, con la diferencia de que he podido reflejar todas mis influencias por el hecho de funcionar solo. Trabajar en grupo fue muy importante, pero para hacer lo que quería tenía que cambiar. Así he tenido la oportunidad de colaborar con músicos de áreas muy distintas, de la música clásica al tango, pasando por el pop británico, la música brasileña…

Su primer grupo destacado fue Sétima Legião. ¿Le influía entonces la new wave británica?

Sí, a principios de los 80 nos marcaron grupos como Joy Division y New Order, aunque mezclábamos eso con instrumentos como la gaita o las percusiones portuguesas tradicionales. Luego, Madredeus fue un proyecto más acústico, sin batería, sin guitarras eléctricas.

¿Por qué dejó Madredeus, en 1994?

Porque estaba haciendo composiciones que sabía que no entraban en el mundo de Madredeus. Me fascinaba el minimalismo de Michael Nyman, Philip Glass, Ryuichi Sakamoto… Grabé mi primer disco y al mismo tiempo estaba muy ocupado haciendo conciertos con Madredeus, y sentía que no estaba prestando la suficiente atención a mi propia música.

¿Tenía muy claro lo que quería hacer?

Nunca lo tengo muy claro, pero sí sabía que quería hacer algo diferente. Comencé a trabajar con voces líricas y la tecnología me empezó a fascinar  porque me permitía grabar pistas infinitas de violoncellos e instrumentos sinfónicos. Quería dedicarme más a componer y grabar que a tocar en directo. Eso, con el tiempo, ha cambiado: ahora hacemos 40 o 50 conciertos al año.

¿Ve su música como un equilibrio entre lo académico y lo popular?

Sí, para mí es importante reflejar todas mis influencias. De pequeño, en casa escuchaba mucha música clásica, tangos de Piazzolla, música francesa…, y eso se quedó dentro de mí y siempre me ha atraído trabajar con músicos de áreas muy distintas.

Fundiendo instrumentos orgánicos, y orquestas, con la electrónica.

La electrónica se ha hecho más importante en los últimos años, aunque enfocada hacia una música ambiental, en línea con la de músicos actuales que me gustan mucho, como Nils Frahm, Ólafur Arnalds, Ludovico Einaudi…

Sorprende la cantidad de músicos de prestigio con los que ha colaborado, incluyendo figuras de culto del imaginario pop como Beth Gibbons (Portishead), Stuart A. Staples (Tindersticks) o Neil Hannon (The Divine Comedy). ¿Cómo consigue un músico asentado en Portugal que toda esta gente le haga caso?

He tenido mucha suerte. Después de cada una de estas colaboraciones siempre ha quedado algo. Beth,  por ejemplo, ha actuado con nosotros diversas veces después de la grabación. Es una artista muy perfeccionista: hizo como 90 tomas de ‘Lonely carousel’, durante dos días, hasta la definitiva. Con Stuart nos vemos siempre cuando viene a Lisboa. Ha sido fabuloso poder trabajar con todos ellos.

También ha colaborado con voces brasileñas y argentinas, como Adriana Calcanhotto y Daniel Melingo. ¿Le gusta pensar que su música plantea una alternativa a la hegemonía anglosajona?

Sí, aunque mi proceso es siempre muy intuitivo. Puedo pasarme un año tratando de ordenar ideas y luego contacto con los músicos que creo que pueden sentir las cosas que hago. Es como si hubiera varios Rodrigos dentro de mí, representando cada una de mis influencias.

¿También un estado de ánimo asociado a la ‘saudade’ portuguesa?

Creo que mi música es más universal que la de Madredeus o Sétima Legião, pero a la vez hay algo de Portugal ahí, sí, una melancolía muy portuguesa que no es necesariamente triste, sino que puede transmitir esperanzar. Y con un fondo romántico.

"Creo que lo que hago tiene un lado que puede transmitir cierta paz, o que permite pensar en la vida"

¿Qué desea transmitir con su música?

Entiendo la música como algo abstracto y creo que lo que hago tiene un lado que puede transmitir cierta paz, o que permite pensar en la vida, pero de nuevo es algo intuitivo. Es incluso difícil para mí entender lo que quiero transmitir.

Después de ‘O aniversário’, ¿prepara material nuevo?

Dentro de dos meses se reedita ‘Os portugueses’, la música que diez años atrás hice para el documental de António Barreto, ‘Portugal, um retrato social’. Tendrá un CD extra con diez canciones cantadas en portugués. Y estoy preparando un disco nuevo que espero grabar a final de año.