FESTIVAL BLUES & RITMES

Rachid Taha, el petróleo del rock

El cantante trae su enérgica música con raíces argelinas al teatro Principal, de Badalona

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Jordi Bianciotto

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Hace 20 años que tres figuras que simbolizaban la diáspora argelina en Francia, Khaled, Rachid Taha y el entonces jovencísimo Faudel, conquistaban el mercado con el disco en directo ‘1, 2, 3 soleils’. Dos décadas después, ¿qué se sabe de ellos? El rai ya no marca, con la intensidad de antes, el ritmo de los barrios de las ciudades francesas, y cada uno sigue su rumbo. En el caso de Taha, tiene un disco en camino (será el primero desde ‘Zoom’, 2013) y se reencuentra con el público catalán este viernes en el teatro Principal, de Badalona (21.00 horas), de la mano del festival Blues & Ritmes.

Rachid Taha se confiesa distanciado de Khaled y Faudel, artistas que llevan, respectivamente, seis y siete años sin dar señal discográfica. “No estoy en contacto con ellos, sé que siguen haciendo conciertos pero ignoro cuáles son sus planes. Nos movemos en universos diferentes”, explica por vía telefónica. ¿Y cuál es su universo en estos momentos? “Yo sigo moviéndome y preparando cosas. Mi mundo es trabajar con Goran Bregovic o con una cantante española, India Martínez, salir de gira con Damon Albarn y planear un concierto con una orquesta como el que haré pronto en Lyon”, explica la voz de canciones como ‘Ya rayah’, ‘Barra barra’ o de la versión más heterodoxa y a la vez intensa que se recuerda de ‘Rock the casbah’, de The Clash.

El ritmo del barrio

Sigue percibiendo aquel concierto de 1998 en Bércy, y su disco resultante, ‘1, 2, 3 soleils’, como un punto y aparte de muchas cosas. “Fue una aventura, pero yo sigo en esa aventura”, estima. Y eso, considerando que su mezcla de músicas, con el rai y el chaabi como sustratos, se sitúa ahora un poco más lejos de los oídos juveniles franceses. “Las nuevas generaciones se identifican más con otras tendencias, como el hip-hop, o el mismo pop”, advierte. “Y el rai sigue vivo aunque no es lo mismo que antes”.

Dice identificarse “totalmente” con el menú mestizo e infeccioso de ‘Zoom’, cinco años después, pero se muestra reservado al hablar de su nuevo trabajo, que espera publicar el septiembre. “Está integrado íntegramente por canciones nuevas, pero todavía no puedo hablar de él. Estoy en plena elaboración del disco”, explica con misterio. Si aquel trabajo lo cocinó junto a Justin Adams (Tinariwen, Robert Plant, Natacha Atlas), en este cuenta “con otros músicos y productores”.

‘Revival’ fascista

Sí que sabe de qué hablarán las canciones. “De temas de hoy, actuales, de los que me siento obligado a hablar. Me encantaría cantar a la felicidad y al bienestar, pero por desgracia ahora mismo eso no es posible”, apunta aludiendo a “lo que estamos viendo cada día en el Mediterráneo” y a unas tendencias políticas inquietantes que no se limitan al auge de la extrema derecha de Marine Le Pen. “Lo que ocurre en Francia se da en otros muchos países: el retorno de ciertos pensamientos fascistas, que reciben el apoyo de mucha gente, como resultado de la crisis económica y de la inmigración”, argumenta. Materias que, a su pesar, son “motivo de inspiración al hacer una canción”.

Ante eso, su receta musical sigue siendo esencialmente la misma. “Mi música está tan impregnada de ritmos africanos como de rock, y podríamos decir que el fondo africano que hay en mí es mi petróleo a la hora de hacer rock”, precisa. Incapaz de indicar si en Badalona ofrecerá canciones nuevas (“quizá, ya veremos…”, dice riendo), tiene claro qué es, el líneas generales, lo que ofrecerá al público, y se resume en una exclamación seca que resuena en la línea telefónica: “¡Rock’n’rai!”.