Nyandú, detonación controlada

El grupo osonense muestra el pop eufórico de su segundo disco, 'Bum!', en Heliogàbal

El grupo Nyandú, en una imagen promocional.

El grupo Nyandú, en una imagen promocional. / periodico

JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA

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Nyandú ganó el concurso Sona 9 del 2011 a golpe de ritmo bailable, se convirtió luego en un grupo neofolk detallista en su primer disco, ‘L’origen de les absències’, y se ha lanzado a la piscina del pop en su relevo, ‘Bum!’, un trabajo en el que ha huido “de los arreglos complicados, con capas y capas de instrumentos”, señala su cantante y guitarrista Ferran Orriols, en beneficio de un sonido más ligero e inmediato. Casi un año después de su lanzamiento, el trío disfruta esta semana de su momento soleado con dos conciertos en Heliogàbal (miércoles y jueves, 21.30 horas).

Cuando publicaron su primer disco ya se encontraron con caras de sorpresa entre sus fans. “’¡Esto no se puede bailar!’, se quejaban. Nos llegamos a preguntar si la habíamos cagado”, recuerda Orriols. “Pero se trata de hacer lo que te apetece. Con ‘Bum!’ no tuvimos miedo: ya nos la habíamos jugado una vez”, añade. Su régimen de actuaciones ha ido en alza desde el pasado verano, lo cual reafirma a este grupo originario de La Torra d’Oristà, Osona, cuyos cambios de estilo recuerdan la evolución de otra banda de la comarca, La Iaia.

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Eso sí, Orriols formula una queja: la demanda creciente de canciones con estribillos exprés, “que oyéndolas dos veces ya puedas comenzar a cantarlas”, aduce. “Si les digo a mis amigos que llevo dos semanas escuchando un disco y aún lo he asimilado se sorprenden: ‘¿a la primera o segunda escucha aún no sabes si te gusta? ¿Cómo es posible?”.

CONEXIÓN HARDCORE

En ‘Bum!’ hay pop, pero también una desenvoltura rocanrolera en la que juega un papel el productor, Santi García, de larga trayectoria en el hardcore. Los miembros de Nyandú tocaban antes en un grupo, Hexamine, situado entre ese género y el metal. “Vimos que las letras y melodías del disco podían sonar empalagosas y decidimos ensuciar un poco el sonido y meterle caña”, explica Orriols, admirador de García “desde hace muchos años” ya fuera a través de su grupo No More Lies, de sus producciones o su vinculación al Sant Feliu Fest, del Atzavara Club. A través de él llegaron a Joan Colomo (“The Unfinished Sympathy nos marcó a los tres”), colaborador del disco junto a The Sey Sisters y a los músicos de viento de Txarango, Iván López y Jordi Barnola.

No hay rastro de hardcore en ‘Bum!’, pero sí un vigor guitarrero que entronca con una parte del Brit-pop de los 90 y, más aún, del pop, a secas, de los 60. “Los Zombies, los Beach Boys, los Kinks… y los Beatles, claro. Decir que nos parecemos a ellos sería una barbaridad, pero sí que intentamos hacer canciones pop que, como las suyas, brillen por sí solas, que transmitan y que podamos defenderlas con pocos instrumentos”, defiende Orriols, responsable principal de unos textos que giran ahora en torno al sentimiento amoroso y su circunstancia, exorcizando los sinsabores. “Vivía un momento delicado, una relación que no acababa de funcionar”, confiesa. Así, las canciones transmiten más euforia que melancolía. ¿La música, como vía de escapismo? “Totalmente, como portadora de libertad”.

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