ENTREVISTA

Juan Diego Flórez: "Nunca he sentido la competencia"

El aclamado tenor peruano interpreta arias de ópera y canción popular italiana en el Palau de la Música

Juan Diego Flórez, que actuará en Pedralbes el 14 de junio.

Juan Diego Flórez, que actuará en Pedralbes el 14 de junio.

MARTA CERVERA / BARCELONA

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La privilegiada voz del tenor peruano Juan Diego Flórez (Lima, 1973) volverá a sonar este miércoles en el Palau de la Música Catalana en un concierto de arias de ópera y música popular italiana, con clásicos como 'Arrivederci Roma' y 'O sole mio', que ha grabado en su noveno disco en solitario. Hacía diez años que el tenor belcantista de referencia no actuaba en el Palau.

¿Qué ha determinado la elección del programa? Por una parte están las ganas de presentar mi último disco acompañado de los músicos con quienes lo grabé. Pero soy consciente que no puedo cantar solo eso. Soy un cantante de ópera y me gusta ir variando el repertorio. En esta ocasión, en la primera parte cantaré arias de Gounod, Massenet y Mozart. Hace tiempo que no interpreto nada de Mozart y tenía cierta nostalgia. En la segunda, canciones italianas y Rossini.

Siempre ha brillado en su carrera. ¿Nació con estrella? He tenido muy buena estrella, lo admito. Pero todo tiene una base y la mía es la preparación que adquirí cuando entré a estudiar en el conservatorio. Eso me permitió poder aprovechar las oportunidades cuando llegaron.

A estas alturas, ¿hay algo que le asuste? No me asusta nada. Empecé muy arriba, y he tenido que mantener siempre el listón alto, así que me ha acostumbrado a un ritmo de trabajo fuerte. La presión es algo que llevo incorporado desde que empecé, forma parte de mí. No conozco otra cosa, estoy acostumbrado a ella desde que dejé Perú en 1993 para ir a estudiar a Filadelfia.

¿El mayor reto ahora está en casa? Sin duda. Tengo una familia y dos hijos pequeños. Mi mayor reto es educarles. Me encanta estar con ellos y procuro dedicarles todo el tiempo posible. Lo más duro de esta profesión es alejarme de los míos. Los extraño mucho, así que utilizo todo el tiempo que paso en los aviones para trabajar y estudiar y cuando llego a casa no tengo que pensar en otras cosas.

En el 2011 fundó Sinfonía por el Perú, una fundación que ayuda al desarrollo de niños y jóvenes humildes a través de la música y que ha recibido el premio del Foro Económico Mundial... Bueno, que haya sido premiada no significa que deje de haber problemas y dificultades. Dicho esto, yo soy una persona que siempre mira hacia delante, y tenía claro que esta iniciativa tenía que funcionar fuera como fuera. Cuando tu objetivo son niños no puedes defraudarles. En estos cuatro primeros años hemos realizado un buen trabajo, pero no nos podemos relajar.

¿A qué se refiere? La música es un elemento integrador muy importante. Hay que ampliar su influencia en el mundo. Si cuentas con 500.000 niños el objetivo siguiente es llegar al millón y así hasta alcanzar toda Latinoamérica. Está comprobado que la música te hace mejor estudiante. En el futuro hemos de ampliar nuestra influencia en los colegios y hay que desarrollar más todas las posibilidades que ofrece el formato digital.

¿Cuánto ha cambiado el mundo de la ópera con la tecnología? La tecnología es vital. A mí me ayuda porque me permite acceder con facilidad a cualquier versión. Todas están en YouTube. La tecnología me permite evolucionar. La uso para grabarme en mis representaciones con un pequeño dispositivo que llevo en el bolsillo. Después, suelo escucharlo para percatarme de posibles errores y mejorar. Hoy en día puedes guardar archivos musicales y mandarlos donde sea.

En Barcelona coincidirá con Gregory Kunde, con el que ha cantado varias veces. En esta ocasión, cada uno actúa en un lugar diferente. ¿Hay mucha rivalidad entre ustedes? En absoluto. Es un amigo. Coincidí con él en el Festival de Pesaro cantando 'Otello'. Y volví a coincidir con él cuando canté la ópera de Rossini en la Scala.

¿No hay tanta competencia como se cuenta en la lírica? Yo nunca he sentido la competencia. Tengo la sensación de que siempre me han cuidado mucho. En mi carrera, durante mucho tiempo no he tenido competencia, en Rossini sobre todo, aunque ahora ya hay más cantantes rossinianos muy buenos. Pero mi abanico de personajes y compositores ha crecido.

Entonces, ¿las envidias son pura leyenda? Quizá hay más entre sopranos y mezzos. Lo que sí abunda son los problemas que los cantantes jóvenes tienen con los directores de escena y de orquesta. Como son jóvenes y están más indefensos, algunos descargan en ellos sus ganas de lucirse ellos mismos y su poder ante los demás.

¿Cuáles son sus próximos retos? En Salzburgo me espera ‘Il Templario’, de Otto Nicolai, y después he de preparar ‘Werther’, de Jules Massenet, y ‘Los Hugonotes’, de Giacomo Meyerbeer. Tengo mucho que estudiar.