Ida Panahandeh: mujer, iraní, cineasta

La joven directora crítica la falta de libertades que sufre la mujer en su país en el drama 'Nahid', que llega este viernes a los cines

La directora iraní Ida Panahandeh, durante el rodaje de su pleícula 'Nahid'.

La directora iraní Ida Panahandeh, durante el rodaje de su pleícula 'Nahid'. / periodico

BEATRIZ MARTÍNEZ / MADRID

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La lista de mujeres que ejerce el cine en Irán es de lo más exigua. Por eso, que surja una voz nueva, joven y con una personalidad propia como Ida Panahandeh (Teherán, 1979) resulta de lo más valioso y necesario.

La cineasta de 36 años, después de haberse formado en el campo del cortometraje y en el de la televisión, presentó en el pasado festival de Cannes su primer largometraje dentro de la sección ‘Un certain regard’, donde se alzó con uno de sus premios. 'Nahid', que así se llama su ópera prima y que este viernes llegará a nuestros cines, es el nombre de una mujer de mediana edad que vive en una pequeña población costera al norte de Irán que bordea el mar Caspio. Ha tenido que atravesar las penurias de un matrimonio desgraciado por la adicción de su cónyuge a las drogas, y ahora intenta sacar adelante sola a su hijo mientras en el horizonte se perfila la posibilidad de ser feliz de nuevo junto a otro hombre. Pero las estructuras y el pensamiento arcaico de su país no se lo pondrán nada fácil: su expareja sigue teniendo derechos sobre ella y su situación comenzará a complicarse en el momento en el que quiera tomar las riendas de su vida, ya que en ese caso, puede perder la custodia de su hijo.

“Tenía claro que quería centrar mi primera película en la figura de una mujer, de una mujer fuerte y valiente. Era mi pequeño homenaje a las dos personas que lograron sacarme adelante y conformaron mi identidad: Mi abuela y mi madre”, nos contaba la directora durante su paso por la Semana Internacional de Valladolid, donde presentó la película. “Me crie sin ninguna referencia paterna, y ellas tuvieron que luchar muy duro. Eran dos mujeres de mucho carácter, con ganas de avanzar en la vida, que no se amedrentaban ante nada”.

A pesar de la férrea censura que todos sabemos que existe en Irán, la película supone una dura crítica a la falta de libertades que sufre la mujer en el país. El calvario al que es sometido Nahid por el mero hecho de querer rehacer su vida nos sumerge en una espiral opresiva que no es sino reflejo de la atmósfera de represión social que se respira. Nahid no tiene ningún derecho. Nahid no tiene libertad. Nahid, de alguna manera, está presa y no puede decidir. Por eso tendrá que recurrir a un recurso inexistente en nuestra sociedad como es el matrimonio temporal. “Es algo que solo se da en la rama chiíta del Islam, lo que supone sólo un 20% del total de los persas. Y ni siquiera es un procedimiento muy aceptado. Sin embargo, para mi personaje, supone una salida”

{"zeta-legacy-phrase":{"name":"Ida Panahandeh","position":"DIRECTORA de 'nahid'","text":"\"La censura en Ir\u00e1n es un tema complicado. Lo que no les gusta es que se tergiverse la realidad\""}}

La directora se muestra cauta a la hora de hablar abiertamente sobre la situación política y el régimen iraní. Algunos de sus compañeros de profesión, el caso más célebre el de Jafar Panahi, han sido condenados por ejercer su libertad de expresión, y otros, por Asghar Farhadi, han terminado exiliándose para hacer cine en el extranjero. “La censura es un tema complicado. Lo que no les gusta es que se tergiverse la realidad. Yo he optado por abordar un tema más universal. Muchas mujeres están oprimidas en todo el mundo, ya sea de una u otra forma y yo quería plasmar las dificultades que pueden aparecer en un caso concreto”.

La prudencia de Panahandeh en sus declaraciones contrasta con la valentía de su película, con la fuerza de su mensaje a través de unas imágenes tan delicadas en la forma como contundentes en su contenido metafórico. Quizás, su película 'Nahid', sea su particular forma de rebelarse contra las ataduras de ese sistema machista y patriarcal al que pertenece. Como ella misma dice, “el arte no necesita explicarse, hay que sentirlo, y la interpretación que cada uno haga, es subjetiva”.