Gael García Bernal: "La destrucción va implícita en nuestro desarrollo"

El actor mexicano protagoniza el wéstern selvático 'Ardor', recien estrenado en nuestros cines

Gael García Bernal, fotografiado en México el pasado mes de noviembre.

Gael García Bernal, fotografiado en México el pasado mes de noviembre. / periodico

BEATRIZ MARTÍNEZ / MADRID

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Desde que lo descubrimos en 'Amores perros' (2000), de Alejandro González Iñárritu, Gael García Bernal (Guadalajara, México, 1978) se ha convertido en uno de los rostros imprescindibles dentro del cine internacional. Ha trabajado con Alfonso Cuarón, Pedro Almodóvar, Michel Gondry o Pablo Larraín y ahora estrena 'Ardor', un wéstern selvático tan sensitivo como cargado de violencia interna en el que interpreta a un chamán que intentará proteger a una mujer (interpretada por Alice Braga), del ataque de una pandilla de mercenarios dispuestos a quitarle sus tierras para desforestarlas. Una metáfora sobre la depredación capitalista del territorio virgen desde un punto de vista sugerente y enigmático.

Se trata de un proyecto muy especial dentro de su carrera, ¿qué fue lo que más le interesó de él?

Una de las razones fue adentrarme en una zona muy recóndita y misteriosa que prácticamente nadie conoce, en la parte subtropical de Misiones en Paraná. Un lugar que colonizaron los guaranís y más tarde restructuraron los jesuitas para dejar después paso a una fuerte inmigración europea. No lo conocía y fue para mí un descubrimiento, por su diversidad heterogénea, por su exuberancia natural y su esencia casi primitiva.

La película gira en torno a la dicotomía entre la naturaleza y la civilización, sobre el choque que se produce entre ambas de manera alegórica.

Yo creo que el camino del ser humano debería estar orientado a no tener la necesidad de dejar una huella constante en el mundo. Pero al final estamos supeditados a las infraestructuras y la tecnología que dominan nuestro presente. El concepto de destrucción se ha convertido en parte implícita de nuestro desarrollo. En la película, lo que se cuestiona es la relación entre el hombre y la naturaleza, si los seres humanos deberíamos ocupar un ecosistema tan frágil. Los personajes defienden y al mismo tiempo cuestionan su derecho a pertenecer a esa tierra.

Supongo que fue un auténtico reto rodar en medio de la naturaleza.

Muy complicado, porque la selva es muy traicionera. Pasas calor, mucho frío, hay lluvias torrenciales, millones de bichos, de mosquitos, y yo tenía que andar descalzo, lo cual era muy molesto porque se me clavaba de todo en las plantas de los pies.

La profundidad de la selva, su misterio, su magia y misticismo me trasladaron a las películas del tailandés Apichatpong Weerasethakul. ¿Lo tuvieron en mente?

¡Por supuesto! El compadre Apichatpong siempre estuvo ahí, lo tuvimos en todo momento presente a la hora de hacer la película. Incluso sale un tigre que casi se mimetiza con mi personaje.

{"zeta-legacy-phrase":{"name":"Gael Garc\u00eda Bernal","position":null,"text":"\"El compadre Apichatpong siempre estuvo presente a la hora de hacer la pel\u00edcula. Incluso hay un tigre que se mimetiza con mi personaje\""}}Y después está el wéstern, claro, al que homenajea la película de manera explícita.

Intentamos integrar todos los tópicos del género de una manera original. Hay personajes malos que hacen las cosas a la fuerza, personajes buenos que luchan por sobrevivir, y un entorno hostil, un territorio conquistable. Y la violencia, claro.

Su personaje me recordó a una especie de samurái, que va por libre e intenta ejercer la justicia de acuerdo a sus propios códigos morales.

¡Por fin alguien se da cuenta! De hecho otro de los puntos fundamentales de referencia para configurar mi papel fue la vida de Musashi, el famoso guerrero del Japón feudal, su disciplina, rigidez moral, sus valores. Incluso tomamos algunas anécdotas de su vida para la película, como ocurre en la escena en la que mi personaje pelea con un remo. Su técnica era ofuscar a su contrincante antes de enfrentarse con él, ganarle la batalla antes de empezarla. Algo que también hace Mourinho en su variante más rastrera (ríe).