ENTREVISTA

El Petit de Cal Eril: "Si no hay mercado, te lo buscas"

El vehículo musical de Joan Pons publica el enigmático 'disc triangular', trabajo que presentará en Apolo el 22 de marzo

Joan Pons, alias El Petit de Cal Eril, en Barcelona

Joan Pons, alias El Petit de Cal Eril, en Barcelona / periodico

Jordi Bianciotto

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La nueva obra de El Petit de Cal Eril se presenta en dos formatos, caja de tres epés y disco compacto, y bajo un título enigmático e impronunciable, ‘△’, aunque Joan Pons nos concede que podamos hablar de él como el ‘disc triangular’. El músico de Guissona lo descorchará en Apolo el 22 de marzo, en un cartel doble con Ferran Palau.

¿Tuvo que discutir mucho con su discográfica, Bankrobber, para convencerles de que publicaran un disco con ese título? Lo pusieron en duda, cosa que considero interesante. De entrada, para una discográfica pequeña, publicar la caja de tres epés es un esfuerzo brutal. Viendo lo que se venden los discos… Y en cuanto al título, en el primer diario en que hablaron de él salió publicado un símbolo muy raro entre comillas, porque el programa no lo había detectado (ríe).

Problemas con la tipografía. ¡A mí me encantan esos problemas! Me parece excitante que un símbolo no salga bien.

¿Qué significan los triángulos en su vida? ¡Muchas cosas! En este caso, era por las tres partes de la obra, pero ya me está bien que haya una mitología sobre el triángulo. Pero no hay relación entre él y la narrativa de las canciones.

Le gusta pensar que su música es enigmática. Sí, he terminado viendo que esa es una parte importante del universo del Eril. Podría odiarlo o aceptarlo, y he terminado aceptándolo. Si alguien ve ahí un símbolo de una religión o una cultura, ya me está bien.

Se podría pensar que le gusta hacerse el misterioso. Mmm…, podría pensarlo. No me importa. Las letras yo las entiendo perfectamente. “Tot el que penses de mi /  és mentida / i ho saps”, por ejemplo. ¿Hay una historia concreta? Más bien no, pero creo que se entiende.  Sí que hay un punto en común en todas las letras: te hablan de tú.

Está hablando con alguien. Sí, “el que veuen els teus ulls”, “com puc saber el que penses”, “jo crec en tu”, “més val que guardis el que saps”, “ara que dius que m’escoltes”… Todas hablan de yo y tú, y nunca me había pasado.

Ese tú va cambiando, no es la misma persona. Me imagino que no.

"Siempre he dicho que mis letras no se entienden, pero ahora comienzo a ponerlo en duda"

Se imagina. Puede que me hable a mí mismo, o al oyente… Quizá en la que fui más consciente fue ‘Tot el que penses de mi’. Pensé que le estaba diciendo a quien la escucha que todo lo que piensa de mí es falso, igual que yo puedo pensar eso de él. Siempre he dicho que mis letras no se entienden, pero ahora comienzo a ponerlo en duda.

Pero están muy abiertas: no se sabe a quién se dirige. Sí, pero eso no tiene ningún interés, no tienes porqué saberlo. En el arte, eso no me interesa nada.

Suele hablar tanto de música como de arte. Yo hago discos, que para mí son una obra artística y cada vez soy más consciente de esto. Para mí la música, lo que intento hacer, es un arte. Puede gustar más o menos, pero lo hago con esta conciencia.

Esas formas geométricas pueden hacer pensar en corrientes tipo Bauhaus. Pues aquí fue Eduard Vila, Regalim, que eligió esos tres colores por mis pantalones. Siempre llevo pantalones de esos colores. Nada más que eso.

El orden de las canciones en los epés y en el disco es distinto. Porque escuchar un epé o un disco largo son experiencias diferentes. Cuando escuchas un siete pulgadas no escuchas un disco, sino unas canciones. Para mí es el mismo disco pero en dos formatos diferentes.

Ha grabado el disco con la misma banda de la gira del trabajo anterior. ¿Qué perseguía? Sonar más pop, en el buen sentido de la palabra. Con más protagonismo de teclados, baterías con ‘punch’… Y con estribillos instrumentales, sin letra.

Un estribillo sin voz, ¿no es un anti-estribillo? ¡Es brutal! (ríe) ¡Anticomercial al máximo! Pero aunque no haya voz en esas partes hay una melodía que la puedes silbar. Es pop sin dejar de ser originales, intentando hacer algo que sea muy nuestro. Me da rabia poner un disco y ver los referentes muy claros.

¿Por qué dos baterías? Ah, no lo sé… ¿Por qué hemos venido a la tierra? (ríe) En la gira de ‘La força’ sí que quería reforzar el peso rítmico. ¿Por qué en tantos grupos las guitarras doblan lo mismo? Con la batería, igual. Y ahora eso ha cogido su propia autonomía y ya ni nos lo planteamos. Nos gusta así. Es excitante y distinto. Por la riqueza sonora… y porque sí.

La finalidad de todos esos cambios, ¿es mantener la ilusión de hacer música? Supongo que sí. No me gustaría repetirme y sentir una rutina. Pero no lo hago de una manera consciente. Simplemente, esa manera de crear es parte intrínseca de mi persona. Tengo dos piernas y funciono así.

Antes hablaba de las ventas de discos. ¿Hay mercado para una obra como esta? Lo desconozco y ni me lo planteo. Pienso qué es lo que quiero hacer y luego busco sistemas para que llegue a la gente. Con ‘La força’ hicimos 90 conciertos. Si no hay mercado, te lo buscas. Tenemos muchas ganas de tocar y ponemos mucha energía en poder hacerlo siempre los cinco y ofrecer conciertos memorables.

A diferencia de muchos colegas, no se adapta a formatos más pequeños o en solitario. No, es la gran decisión que tomé hace unos años. Yo lo que quiero es tocar con banda, porque las canciones están hechas para ser tocadas así. Eso no quita que pueda tocar solo en una ermita o en un lugar que con una banda sería imposible. Pero si hubiera tocado en otros formatos, no habría tocado tanto con la banda, y hoy la banda no sería lo que es, y este disco tampoco.

En Apolo compartirá cartel, y varios músicos, con Ferran Palau. Sí, yo toco la batería en su grupo, mientras que Jordi Matas la toca en el mío y se encarga de la guitarra con Ferran, y Dani Comas toca el bajo en las dos bandas. De unas coincidencias que podrían haber sido un problema hemos hecho una virtud. Y su disco (‘Blanc’) y el mío son como primos. Han crecido a la vez. Estamos en un momento muy similar.

¿En qué sentido? Los dos nos estamos conformando artísticamente, como en el nacimiento de algo. Tanto a Ferran como a mí siempre nos ha costado vernos englobados en un estilo, y ahora estamos creando una corriente artística, el pop metafísico.

¡Pop metafísico! Somos hermanos artísticamente. Y nuestras letras has de interpretarlas, perderte en ellas, o no, pero no son para escuchar y entender algo concreto.

"Tanto a Ferran (Palau) como a mí siempre nos ha costado vernos englobados en un estilo, y ahora estamos creando una corriente artística, el pop metafísico"

Los músicos suelen quejarse de que la prensa cree etiquetas. Se agradece que ustedes inventen una. Sí, ya se ha acabado que nos metan en el folk, el folk-pop… No, no, tenemos clarísimo cuál es nuestro estilo y lo decimos ahora porque estamos en el momento culminante. Estas son las primeras obras del pop metafísico. Es una etiqueta que viene de lejos. Cuando yo hice ‘Per què es grillen les patates?’ (2007), alguien se lo mandó a Sisa, que dijo: “esto es folk metafísico”. Aquella idea se me quedó. Quise hacer incluso un disco titulado ‘El pop metafísic’. Es un concepto que tengo claro, y Ferran está de acuerdo. Tenemos el manifiesto casi hecho.

¿Como las vanguardias de antes? Sí, y abriéndolo a otros músicos que vemos que están en el pop metafísico. Como Mau Boada con Esperit!, Isaac Ulam, Germà Aire… Por ejemplo, Joan Miquel Oliver es de otro grupo, los galácticos, aunque podemos coincidir en algunas cosas.

¿Qué diferencia al pop metafísico del galáctico? Hombre, todo, ¡no tiene nada que ver! (ríe) Nosotros hablamos de la materia, y ellos, de cosas concretas desde un punto de vista galáctico. Oliver hace listas de cosas y habla de su significado. Yo no podría decir “semáforo” en una canción, ni nombrar un medio de transporte. No podemos decir “coche”. En una canción de Ferran sale “tren” y estuvimos debatiendo mucho sobre eso. Pero como era un tren vital, no físico, le dije que no se preocupara.

¿Qué es metafísico, hablar de la energía? Por ejemplo, o de la emoción. En nuestra música el principal motivo de todo es la emoción, que es algo intangible.

¿Hay pop metafísico en otros lugares? Nos cuesta un poco verlo por el inconveniente de las letras, pero Bill Callahan o Bonnie Prince Billy podrían llegar a ser pop metafísico. Pero esto es como el ‘manifest groc’: está pensado por unas personas y luego puede pasar de lo concreto a lo mundial. Los manifiestos que a mí me interesan tienen también una parte grandilocuente y otra ridícula, que da risa.

¿Y lo presentarán pronto? Nuestra idea es que el día del concierto de Apolo, el 22 de marzo, sea la fecha oficiosa de la firma, y leerlo allí mismo sobre el escenario. Será corto, ¿eh?