Anne Fontaine: "Se sigue violando a las mujeres como trofeo"

Anne Fontaine es una de las directoras más respetadas dentro del cine francés. Desde sus inicios se ha interesado en dilapidar las convenciones sociales en filmes como 'Limpieza en seco' o 'Natalie X'. Sus heroínas son fuertes y contestatarias, y luchan por alcanzar la libertad. Hace unos años se acercó a la vida de Coco Chanel y ahora, en 'Las inocentes', rescata un hecho real ocurrido en Polonia en la segunda guerra mundial, la violación por parte del ejército ruso de todo un claustro de religiosas y el posterior nacimiento de los niños surgidos de esa atrocidad. Una película que con extrema delicadeza y una sobriedad muy estilizada (como si fuera un cuadro de George de La Tour), nos sumerge en las estancias cerradas y a media luz de un claustro para enfrentarnos a la contraposición entre pureza y perversión, así como para asistir a la paradoja del milagro de la vida cuando se encuentra engendrada entre dolor y muerte.

Para preparar la película se retiró a un convento. ¿Qué le llevó a tomar esa decisión y qué descubrió allí? Me pareció importante conocer el ritmo y la manera de vivir de las religiosas desde dentro. Tuve tiempo de reflexionar y también me ayudó a valorar la película desde un punto de vista estético. En general, encontré mucho sentimiento de vocación, y me di cuenta de que la vocación artística y la religiosa tampoco están tan separadas entre sí. Creo que debería haber una mayor vía de entendimiento entre el mundo racional y el espiritual, porque solo parecen existir prejuicios. En parte de eso va mi película, de buscar un camino intermedio entre esas dos esferas.

¿Ha dejado de tener sentido el concepto de fe en la actualidad? La fe es un concepto muy frágil. Pero puede expresarse a través de muchas maneras. Del amor, por ejemplo. Yo creo que lo importante no es seguir dogmas preconcebidos. No creer en nada no puede ser bueno.

{"zeta-legacy-video":{"videoId":"1537437"}}Aunque ha transcurrido el tiempo, la violación continúa siendo un arma de guerra en las contiendas. Desgraciadamente sigue siendo un tema de actualidad. Se viola a las mujeres como un gesto de superioridad del vencedor, como venganza, como trofeo. Es terrible que la situación no haya cambiado y que las mujeres sigan siendo las víctimas de estos miserables comportamientos masculinos.

La suya es una película de mujeres rebeldes. ¿Es la rebeldía un elemento necesario para que las mujeres sigan luchando contra la tiranía masculina? Hay que desobedecer de manera positiva. No hay que convertirse en víctimas de la jerarquía masculina, pero tampoco consentir que los hombres nos den lecciones de moral. En mi película intento hablar de la libertad. De la libertad de elegir. Tanto la médica, muy transgresora para la época, como las religiosas, en algún momento desobedecen a sus superiores. De esta forma, el conformismo consigue dar paso a la sublevación y a la resistencia. Y gracias a eso terminan salvando vidas. Eso es lo que me interesaba plantear.

Esta película también incluye reflexiones muy potentes en torno a la maternidad. Lo interesante era investigar sobre el tema a través de los ojos de una mujer que ha renunciado a su sexualidad. Cuando estuve en el convento, las religiosas me comentaron que lo más difícil de los votos era precisamente saber que nunca podrían ser madres. Pero en la película sobre todo se plantea una disyuntiva: la maternidad puede ser hermosa, pero también un infierno. Hay mujeres que la necesitan y otras no. Y no pasa nada. Gracias a Dios el estereotipo de mujer-madre está desapareciendo de las sociedades modernas.