EL ENCARCELAMIENTO DE UN MÚSICO A CAUSA DE SUS LETRAS

Ellos ya fueron Valtònyc

Quico Pi de la Serra, César Strawberry y los cantantes de Soziedad Alkohólika y KOP valoran desde sus particulares conflictos con la ley, la condena al rapero mallorquín

Quico Pi de la Serra

Quico Pi de la Serra / periodico

Nando Cruz

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Los plazos y recursos se van consumiendo y todo apunta a que Valtònyc será el primer músico español que entre en prisión a causa del contenido de sus letras. Se han agotaron los diez días de margen para que ingresase en prisión y tras su huida, la Audiencia Nacional ha dictado una orden de busca y captura. Numerosas voces dentro y fuera del sector musical lamentan la desproporción de la sentencia. Unos, independientemente de sus letras; otros, a pesar incluso de unas letras que no comparten por sus elevadas dosis de agresividad y odio.

También hay quien aceptan, desde su silencio, que el rapero mallorquín reciba su merecido por haber rebasado todos los límites escudándose en la libertad de expresión. El caso Valtònyc ha reabierto el siempre espinoso asunto de la libertad de expresión. Hacia tiempo que el tema no ocupaba tanto espacio en informativos y sobremesas. Cuatro músicos que vivieron en su día y en sus carnes situaciones similares a la que ahora afronta el rapero opinan sobre qué significa el encarcelamiento de un músico debido a sus letras, por qué está ocurriendo en la España del 2018 y cómo debería reaccionar nuestra sociedad.

La doctrina Strawberry

Uno de los primeros músicos en posicionarse ante el caso Valtònyc fue César Strawberry, cantante del grupo madrileño de rap-metal Def Con Dos. En el 2017 él también fue condenado por el Tribunal Supremo a un año de prisión debido a varios tuits acusados de enaltecer el terrorismo. “Yo no entraré porque no tengo antecedentes, pero si algún día tengo un problema de alcoholemia o me veo envuelto en una trifulca, cumpliré la pena inmediatamente”, aclara. En su opinión, encarcelar a Valtònyc “es dar un paso gravísimo ante el cual toda la sociedad debe posicionarse de forma muy clara porque todo esto es ilegal”.

Desde que fue detenido, denunciado y juzgado, Strawberry dedica más tiempo a dar conferencias sobre la libertad de expresión que a cantar. Ya es un experto en la materia capaz de citar leyes, artículos y directivas. Su alias ha dado nombre a una doctrina española, la doctrina Strawberry, según la cual los jueces deben “atenerse a la literalidad de las palabras”. En ella se basó su condena, pero Strawberry denuncia que esta doctrina “contradice el artículo 20 de la Constitución y, también, la directiva europea”. “Tenemos leyes ambiguas que no especifican qué es y qué no es enaltecimiento del terrorismo y ha tenido que venir una directiva europea a decirnos que los delitos de enaltecimiento quedan amparados por la libertad de expresión”, explica Strawberry.

"Hoy nos habrían condenado"

El grupo vasco Soziedad Alkohólika fue juzgado en el 2006 por canciones como ‘Explota zerdo’ y ‘Síndrome del norte’. Se les acusaba de enaltecimiento del terrorismo y los juzgó la misma Audiencia Nacional que ahora ha condenado a Valtònyc. Sin embargo, hace 12 años el quinteto de thrash metal fue absuelto. “Somos conscientes de que si se nos hubiera juzgado ahora seguramente nos habrían condenado”, intuye su cantante Juan Aceña. Para él, esta condena al rapero prueba que los delitos de apología del terrorismo y de humillación a las víctimas “son demasiado ambiguos. A la vista está que todo depende de si te juzga un juez más o menos facha y que son condenas absolutamente políticas que dependen del momento político en que estés cuando eres juzgado”.

Para Aceña, “como ETA ya no existe, parece que necesitan inventarse malos, seguir alarmando y enfrentando a la sociedad”. Todo, para justificar la existencia de la Audiencia Nacional, “un tribunal de excepción heredado del franquismo y absolutamente politizado. No hay en ninguna democracia europea un tribunal de esas características”, puntualiza. “De hecho, desde Europa se cuestionan continuamente muchas de sus sentencias y sus vergonzosos montajes”. César Strawberry coincide en que “las políticas reaccionarias” del Partido Popular son el gran responsable de que Valtònyc vaya a prisión “tres años y medio en un régimen reservado a terroristas y bandas organizadas”.

Cinco años de cárcel

Juan Ramón Rodríguez, Juanra, cantante del grupo catalán de hardcore-thrash KOP, sí ingresó en prisión. Fue en el 2002. No se le acusaba por sus letras sino por colaboración con ETA. Huyó a Amsterdam, desde donde fue extraditado. Más de 70 artistas, desde Els Pets a Fermin Muguruza, pasando por Gossos y Dr. Calypso, firmaron un manifiesto en defensa de su presunción de inocencia. Se organizaron conciertos de apoyo y hasta un disco donde colaboraron varias bandas y cantantes mientras él cumplía íntegra su pena: cinco años de cárcel.

Juanra duda de que Valtònyc sea extraditado a España en caso de que sea detenido en Europa. Cree que “cuando la judicatura dicta una orden de prisión tiene la intención de que haya algún tipo de reinserción en detenido”, pero que en el caso de Valtònyc el motivo es otro. “La intención no es reinsertarlo a él sino que el resto entendamos que si ejercemos nuestro derecho a la libertad de expresión podemos acabar en la cárcel”. Y aclara: “La libertad de expresión no es un artículo de la Constitución, sino un derecho que tenemos todos y todas”.

Strawberry coincide en que la Audiencia Nacional está aplicando al rapero “una pena preventiva a modo de escarmiento porque sabe que cuando estas causas lleguen al Tribunal Europeo de Derechos Humanos tendrán que indemnizarle por haberlo encarcelado. Es una doctrina de escarmiento”, insiste.

"Metástasis"

Quico Pi de la Serra observa la situación con más perspectiva. Cuando inició su carrera musical, el franquismo estaba en su apogeo. Vio morir al dictador, pero no detectó un cambio real. “Yo formo parte de los desengañados de la transición”, proclama. Por eso considera “infantil que hoy nos sorprendamos de lo que le está pasando a Valtònyc, a Pablo Hasél y a los políticos catalanes encarcelados o en el exilio”. “El tema de este chaval mallorquín nos recuerda dónde estamos”, dice. Y califica la situación de España de “metástasis”.

El autor de ‘Si els fills de puta volessin, no veuríem mai el sol’, que fue detenido en varias ocasiones, estalla ahora: “Yo no luché en la clandestinidad contra el franquismo ni sufrí torturas de la brigada político-social para llegar a padecer una coyuntura como esta”. Sin embargo, lamenta que hoy ya no se tenga presente “que la lucha que se haga ahora no será por nosotros sino por nuestros nietos”. Rodríguez detecta que el caso Valtònyc sí ha generado una gran movilización social. “Hay mucha gente consciente de que estamos en una época de regresión y recortes; no solo en educación y derechos laborales, sino también de libertades y derechos cívicos. Esto es un pulso con el poder y si lo perdemos, será terrible para las próximas dos décadas”, pronostica.

Millones de apoyos

El videoclip de la canción ‘Los Borbones son unos ladrones’, filmado en la cárcel Modelo de Barcelona y con el que una veintena de raperos expresaban su solidaridad con Valtònyc, roza los tres millones de visualizaciones. El rapero El Chojín lanzó en marzo la canción ‘Libertad de expresión’, que ya supera las 700.000. Esta semana, una docena de cantautores encabezado por la catalana Silvia Tomás lanzaba el videoclip de ‘Perseguidas’, otra canción inspirada en el caso Valtònyc y en defensa de la libertad de expresión. Paralelamente, más de seis mil personas han firmado ya el manifiesto impulsado por el colectivo No Callarem, que el mes pasado organizó la Setmana per la Llibertat d’Expressió y que reunión unas 15.000 personas en la jornada de conciertos del 15 de abril.

La condena a este rapero que apenas nadie conocía fuera de Mallorca, ni incluso en su isla, ha trascendido a los más importantes medios internacionales de comunicación y se ha convertido en tema de conversación entre gente de todas las edades que se sorprende de que un chaval pueda acabar en la cárcel por sus canciones. Para Strawberry es algo normal: “Todo el mundo se siente amenazado al ver que se utiliza la ley de una forma contradictoria. Eso genera una sensación de inseguridad jurídica: la gente no sabe qué tiene qué hacer y qué no. Y el miedo se extiende. De repente, un abuelete que siempre ha dicho ‘me cago en Dios’, piensa: ‘¡A ver si voy a acabar como Willy Toledo!’.

Ampliar los márgenes

Aceña, de Soziedad Alkohólika considera “gravísima la brutal deriva represora que estamos viviendo. Que nos quieran meter en la cárcel por cantar es violencia y abuso de poder y propio de una dictadura”. Strawberry intuye que hoy “un movimiento como el punk sería tildado de terrorista”. Por su parte, Rodríguez se refiere a la responsabilidad que tienen las personas con altavoz de forzar los límites de la libertad de expresión. “En el concierto de Badalona de No Callarem yo era consciente de que todas las cámaras estaban filmando. Y salí al escenario y quemé una foto del rey. Y lo hice cuando el Tribunal Europeo de Derechos Humanos aún no se había posicionado diciendo que eso no es un delito sino libertad de expresión. Cuanto más ampliemos estos márgenes, más espacio habrá para que todos nos podamos expresar con libertad”.

Para Strawberry, esta oleada de represión es la maniobra de un Gobierno “que intenta tapar su corrupción generando enemigos donde no los hay”. Y alerta de que esta nueva ola represora “empieza a criminalizar el sarcasmo y la ironía, como se está viendo con 'El Jueves' y 'Mongolia'. Es una filosofía represiva que se aprende de pseudodemocracias como Turquía”. Para el madrileño, todo esto es “una huida hacia adelante para alterar el paradigma de normalidad y crear otro paradigma en el la gente asuma la represión como algo inevitable”, expone. En su opinión, “el poder tiene miedo a que la ciudadanía piense de un modo libre y llegue a sus propias conclusiones”. Por eso, advierte el cantante, “el problema ahora es que asumamos como normal todo lo que está pasando”.