Historias de 'Juego de tronos' (8): El caballero de las flores de Eduardo II

Loras Tyrrel, en 'Juego de tronos'

Loras Tyrrel, en 'Juego de tronos' / periodico

ERNEST ALÓS

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Ya era hora de que llegásemos a las dinastías de los Plantagenet, Lancaster y York que alimentaron los dramas históricos de Shakespeare y Marlowe y cuyas vicisitudes ha absorbido George R. R. Martin. Y podríamos empezar con los amores entre Eduardo II y Piers Gaveston, el gracioso caballero gascón contratado para enseñar a manejar la espada al aún príncipe pero que al parecer le descubrió muchas otras prácticas. Una pareja que emulan dignamente Renly Baratheon y la estrella de los torneos, comandante de su guardia y compañero de lecho Loras Tyrrel, ‘el caballero de las Flores’.

Las relaciones homosexuales no deberían ser necesariamente menos habituales en esos tiempos que hoy (vaya uno era Ricardo Corazón de León). Según el historiador John Boswell, tardaron a ser condenadas y Eduardo y Piers fueron de los primeros en sufrir esa nueva ola de intolerancia. Aunque probablemente tampoco la Alta Edad Media llegara a la frescura que Martin ha imaginado, inspirándose en Al Ándalus, para los desacomplejados, promiscuos y bisexuales dornienses.  

Pero volvamos a Eduardo II y Piers Gaveston. El cruel Eduardo I ‘Piernaslargas’ se escamó con tanta familiaridad con su hijo y exilió a Gaveston. Pero en cuanto llegó al trono, el joven Eduardo II recuperó a su querido caballero, le hizo varios feos a la reina y le nombró duque de Cornualles, regente de Inglaterra y lugarteniente de Irlanda y de Escocia. Dos veces más tuvo que exiliarse Gaveston, hasta que tras su tercer regreso a la vera del rey la nobleza se hartó, la Iglesia lo excomulgó y le cortaron la cabeza en Blacklow Hill. O es cierto que habían llegado tiempos de intolerancia y los conjurados duques de Lancaster y Warwick y el arzobispo de Canterbury eran tan homófobos como el Gorrión Supremo o, como apuntan los otros historiadores, de lo que se trataba era de cortarle las alas al favorito. Pero en cualquier caso, antes el Loras imaginado por Martin que el Galveston distorsionado de ‘Braveheart’, por supuesto.

En episodios anteriores...