EL ANFITEATRO

Domingo debuta en Bayreuth como director, pero no triunfa

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Rosa Massagué

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Plácido Domingo debutó ayer en Bayreuth como director, pero no triunfó. Los únicos abucheos de la noche fueron para el cantante que dirigió la orquesta del festival, abucheos que fueron desactivados al salir a saludar una segunda vez acompañado por todo el reparto. Domingo dirigió ‘La Valquiria’, la obra de Richard Wagner que forma parte de la tetralogía ‘El Anillo del Nibelungo’ y que por primera vez en el templo wagneriano se ofrecía en solitario, sin el resto de las otras tres obras.

Esta ‘Valquiria’ ha sido rescatada de la última producción, la que dirigió escénicamente el polémico Frank Castorf y contaba casi con el mismo reparto del pasado año. Los mayores aplausos de la noche fueron para Stephen Gould y Anja Kampe, en los papeles de Siegmund y Sieglinde, los hermanos de cuya relación incestuosa debe nacer Siegfrid, pero esto es ya otra ópera. Completaban el reparto Tobias Kehrer (Hunding), John Lundgren (Wotan) y Catherine Foster (Brünhilde).

El exigente público de Bayreuth siempre fue muy generoso con Domingo de quien ha valorado su simpatía, su proximidad, además de su gran carrera, y por el contrario le han perdonado otras cosas como su deficiente dicción del alemán. Por ello los abucheos de ayer fueron una sorpresa en este teatro que tanto le ha querido.   

La ópera tiene un inicio que marca el resto de la obra. Hay una potente tormenta y Siegmund está huyendo de sus enemigos. Wagner lo describe magistralmente en su partitura. Esta obertura debe inquietar, generar desasosiego. Y esto no pasó. El tempo del primer acto era muy lento, había altibajos orquestales, dinámicas poco contrastadas y algunos desencuentros con las voces. El segundo y tercer acto mejoró, pero siempre faltó tensión dramática y continuidad.

Esta producción la habían dirigido anteriormente Kirill Petrenko y Marek Janowski y el recuerdo no perdona, lo mismo que el de Christian Thielemann que llevó la batuta del anterior ‘Anillo’. El tenor no es nuevo al frente de una orquesta. Había debutado como director en el Liceu en la temporada 1973-74 dirigiendo la ópera poco frecuentada ‘Attila’, de Giuseppe Verdi, pero juega en otra liga.

El túnel de la excelencia

La entrada de artistas del teatro de Bayreuth se prolonga por un túnel intimidatorio. A cado lado cuelgan las fotos de todas las batutas que han pasado por el festival. Allí están Arturo Toscanini y Herbert von Karajan, Karl Böhm, Wilhelm Furtwängler, Hans Knappertsbusch y Pierre Boulez entre tantos otros, lo más brillante de la dirección en general y de la wagneriana en particular.

Por este túnel pasan diariamente los músicos procedentes de diversas orquestas que en verano forman la del festival. Son grandes profesionales y su discreción les hace abstenerse de comentarios públicos, pero muy en privado dan a entender que la dirección de Domingo no les ha entusiasmado, que hay un mundo entre aquellos cuyas fotos ocupan las paredes del pasillo y el cantante-director. De forma lacónica se limitan a señalar que cada ensayo (pocos) ha sido una aventura y si se insiste, la respuesta con una media sonrisa se limita a: “Es muy buen cantante”. Punto.

Domingo había sido el primer tenor español en Bayreuth (la primera cantante fue Victoria de los Ángeles que en 1961 y 1962 que interpretó Elisabeth en ‘Tannhauser’). El tenor llegó al festival apadrinado por el director estadounidense James Levine quien convenció al entonces director del festival y nieto del compositor, Wolfgang Wagner, para que le diera el papel protagonista en ‘Parsifal’. Domingo lo interpretó en dos ocasiones en 1992 y en las cinco de rigor en 1993 y 1995. Volvió a Bayreuth en el 2000 para interpretar Sigmund en ‘La Valquiria’, pero no volvió porque al año siguiente Wagner lo vetó.

Con la operación de entregar la batuta al cantante, Domingo y Katharina Wagner, la actual directora del festival, han perpetrado además la ruptura de un tradición que se remonta al momento fundacional del festival. En Bayreuth siempre se ha representado 'El Anillo del Nibelungo' completo. Durante décadas y más allá de la calidad orquestal y vocal, esta era una de las grandes diferencia entre el festival y el resto de teatros donde resultaba, y aun resulta, muy difícil presentar las cuatro óperas consecutivamente en un breve espacio de tiempo.

Representar solo una de las cuatro, como es ‘La Walkiria’, y recuperar para ello una puesta en escena que ya había cumplido su recorrido vital de cinco años rebaja la excelencia y la unicidad de un festival que cada vez tiene más competencia. Ayer mismo, mientras Domingo dirigía, no muy lejos, a menos de tres horas de distancia, la Ópera de Baviera cerraba una gran temporada en Múnich con un ‘Parsifal’ imbatible con Jonas Kaufmann, Nina Stemme, René Pape y Christian Gerhaher bajo la dirección de Kirill Petrenko.

La ‘operación Domingo’ forma parte de la política de comercialización del festival para contrarrestar dicha competencia, pero no es la mejor para el prestigio del templo wagneriano. Esperar, por ejemplo, que el tenor franco-italiano Roberto Alagna, que ni ha cantado Wagner ni ha interpretado ningún papel en alemán en su carrera, abriera la temporada protagonizando ‘Lohengrin’, era una apuesta destinada al fracaso como así fue. El problema planteado por aquella deserción ha tenido una buena solución con Piotr Beczala al que hubo que recurrir en el último momento.

 ‘La Valquiria’ dirigida por Plácido Domingo cerrará el festival el día 29 de agosto. Antes habrá subido de nuevo al podio del templo wagneriano con dicha ópera el día 18.   

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