NOVELA NEGRA A LA FRANCESA

El desasosiego de la crisis

Bernard Minier publica 'No apagues la luz' un 'thriller' sobre la manipulación y los enemigos en la sombra El escritor muestra en su libro una dura crítica de la violencia en la sociedad actual

Obsesivo 8El escritor francés de novela negra, Bernard Minier.

Obsesivo 8El escritor francés de novela negra, Bernard Minier.

EVA CANTÓN
PARÍS

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Cuando abandonó de manera prematura la carrera de medicina se lio la manta a la cabeza y viajó a Barcelona. Era la época de la Transición y el bullicio entusiasta de la Movida. «Ahora hay demasiados nubarrones y ha llegado el momento del realismo». Bernard Minier (Béziers, Francia, 1960) tiene la sensación de que los periodos de crisis alumbran a hombres providenciales que saben ver las oportunidades y que los políticos son meros gestores que no están a la altura de las circunstancias.

Un análisis muy sensato de quien conoce bien los resortes del miedo, la manipulación y el control y muestra en sus novelas el  mal olor que desprenden los males de la sociedad actual. Minier acaba de publicar en castellano su tercera novela No apagues la luz (Salamandra) en la que el maestro del thriller francés enreda al lector en una nueva y desasosegante historia del comandante Martin Servaz, un misántropo divorciado e hipocondríaco que lo único que comparte con Minier es su fobia por las nuevas tecnologías. «Las redes sociales no son lo mío», confiesa el escritor en un bullicioso café parisino.

«La novela policiaca es como el patinaje artístico, como un juego de espejos. Y en esta novela hay una doble manipulación: la del lector y la de la víctima. Eso es satisfactorio», dice con una media sonrisa. La trama enreda a Servaz y a la periodista radiofónica Christine Steinmeyer en las redes de sus demonios íntimos, enfrentándoles a un enemigo en la sombra. «El enemigo de Servaz es él mismo, está en su interior porque tiene que afrontar una depresión». El de Christine está en el exterior, alguien que intenta controlar toda su vida, alienarla.

La idea de la novela le surgió a Minier tras leer una obra de Marie France Hirigoyen (Mujeres bajo control) con testimonios de mujeres víctimas de acoso. «Ahí encontré la vulnerabilidad de las víctimas, los actos de intimidación, las amenazas, la violencia psicológica, el aislamiento. Y lo que hice al escribir mi novela fue retomar todos esos elementos y llevarlos al límite». De hecho, la protagonista vive un auténtico descenso a los infiernos que sirve al autor para denunciar la violencia de género. «Ese es otro tema del libro».

Obsesión autodestructiva

Pero hay además, como en el resto de su obra, una obsesión por el suicidio (es la carta de un suicida la que desencadena la historia) y un miedo casi atávico a la locura, que Minier confiesa le perseguía de joven. «Ahora ya no, pero cuando era adolescente me preguntaba dónde estaba el umbral entre la razón y la locura, porque la línea es extremadamente tenue». ¿Y la obsesión por el suicidio? Para eso dice no tener respuesta. «He notado, como muchos de mis lectores, que hay temas constantes: el suicidio, la violación... ¿Qué puede ser más violento que volver la muerte contra uno mismo? Porque eso es el suicidio, casi un pleonasmo». Una obsesión que ha encontrado en nada menos que en 70 óperas, en las que algún personaje acaba poniendo fin a sus días, y que se refleja en la estructura operística de No apagues la luz que más allá de un relato de pesadilla es un catálogo de los peligros que acechan a la sociedad. «Todas las novelas policiacas hablan de la sociedad actual. Me acuerdo de una frase de Jean-Patrick Manchette que decía que la novela negra es una literatura de crisis».

Aun así, este escritor confeso admirador de Marsé y Vila-Matas, no cree que Francia viva una edad de oro de la novela negra. «Lo que hay es una explosión de títulos, pero  hay que separar el grano de la paja. Demasiada novela negra acaba por matar la novela negra».

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