GRAN NOCHE CLÁSICA EN LA BARCELONETA

Delicia sinfónica de la OBC junto al mar

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Marta Cervera

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La música sinfónica de la OBC (Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya) servida en directo a los pies del hotel W concentró a más de 14.000 espectadores (algunos más que el año pasado), en la playa de Sant Sebastià. Los amenos compases de las obras seleccionadas para el concierto más fresco de la orquesta contribuyeron a imantar al público en la arena y en el paseo peatonal junto a ella. Ciclistas, patinadores y sorprendidos turistas que inmortalizaban el momento con sus móviles se unieron a quienes habían llegaron horas antes de que empezara este popular evento gratuito para colocarse mejor.

La Barceloneta que hace solo una semana quedó inundada de desperdicios y plástico tras la verbena de San Juan ofrecía un panorama muy diferente. Gente de todas las edades y condiciones disfrutaban de la música, muchos en familia, con amigos o en pareja. Los más previsores llevaban avituallamiento. Algunos iban provistos de cava y otras 'delicatessens'. Otros, recurrían a los chiringuitos cercanos, que también hicieron su agosto. Gracias a la OBC se hincharon a servir cervezas. 

Al director valenciano Álvaro Albiach, titular de la Sinfónica de Extremadura, se le veía a gusto. La buena onda, la curiosidad de los espectadores que descubrían la gran música por primera vez y su espontaneidad motivaron a la orquesta que disfrutó tocando fuera del Auditori. Como el público, los músicos se fueron animando a medida que avanzaba la noche y veían cómo la playa se iba quedando sin espacios vacíos. 

Aunque los matices se pierden con la sonorización, imprescindible en espacios abiertos, el programa seleccionado para la quinta edición de este popular concierto fue un éxito. Se aplaudió mucho las dos obras de Bernstein, especialmente los tres pasajes del musical 'West Side Story'. La 'Obertura Cubana', de Gershwin, ideal para disfrutar con mojitos, dio paso a una de las melodías más célebres de la danza, el 'Vals de las flores' que Chaikovski compuso para 'El Cascanueves' o el 'Vals' y la 'Mazurca', de 'Coppelia', de Delibes. También tocaron la 'Bacanal' de 'Sansón y Dalila', de Saint-Saëns, y dos movimientos de la desconocida 'Montjuïc', que Britten compuso en recuerdo de aquella Barcelona que descubrió tres meses antes del estallido de la guerra civil. Todas se llevaron aplausos. Pero no tantos como la última pieza del programa, la vibrante Jota con la que concluye el ballet 'El sombrero de tres picos', de Falla. Los bises incluyeron la sardana 'Camperola', de Toldrà, y el 'Danzón número 2', de Arturo Márquez Navarro, que despidió la noche a ritmo de mango. 

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