UN AUTOR SOLICITADO

David Rubín: perseguido por los héroes

El dibujante entra en el mercado del cómic americano de la mano del célebre Paul Pope

El dibujante David Rubín, días atrás en Barcelona. Abajo, en la silueta, la heroína Aurora West.

El dibujante David Rubín, días atrás en Barcelona. Abajo, en la silueta, la heroína Aurora West.

ANNA ABELLA / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Los héroes parecen perseguir al dibujante David Rubín (Orense, 1977). Si en el 2013 desplegaba su maestría con el pincel junto al guionista Santiago García en el espectacular Beowulf, Beowulffiel recreación del poema épico nórdico, antes, también para Astiberri, había armado en los dos volúmenes de El héroe a su propio Heracles para transmitir «la sensación de maravilla que hallaba en los superhéroes que leía de niño» y que le ganaron para la causa del cómic. Fue esta obra la que cayó en manos del reconocido historietista estadounidense Paul Pope, quien cautivado por su estilo le abrió las puertas del mercado americano encargándole dibujar El momento de Aurora West (Debolsillo), las aventuras de su nueva heroína adolescente, en la precuela y spin-off de Battling Boy, su serie superventas juvenil premiada con tres Eisner.

Con ese espaldarazo, Rubín verá cómo en el 2015 se publican El héroe y Beowulf en Estados Unidos. «Es un mercado difícil, con mucha competencia. Y es un lector al que le gusta mucho lo hecho en su país, al contrario que aquí, que tanto menospreciamos lo nuestro. No sé cómo me recibirán, pero al menos no llego como un desconocido porque Aurora West está funcionando muy bien».

Pope le dio total libertad para recrear a esta heroína, hija de Haggard West, el mayor héroe de la ciudad de Arcópolis, el mismo mundo de Battling Boy, lleno de monstruos que raptan niños para llevarlos al inframundo. «Tras Beowulf me apetecía aparcar esos músculos masculinos y hacer creíble una protagonista femenina y adolescente. Ella tiene sus dudas y problemas, aún busca su camino y comete errores, pero rebosa energía. Le quitamos el tono sexual, no queríamos que fuera una Wonder Woman en miniatura sino una chica normal de 16 años -explica Rubín-. Es un tebeo que entronca con la tradición pulp de los 60 y 70 de aventuras y acción, de escapismo, pero a la vez los personajes están bien construidos. Aurora teje telas de recuerdos de su infancia que le ayudan a recordar a su madre, descubrir cómo murió y formarse como heroína llamada a relevar a su padre, quien encarna el arquetipo de héroe de mandíbula cuadrada pero que esconde a un padre sufridor y sensible que teme por su hija».

Aurora West, de la que ya trabaja en el segundo volumen, está editado en pequeño formato y en blanco y negro para captar, según el dibujante, «además de al lecor joven que ha conectado con Battling Boy, a las lectoras que leen manga con naturalidad pero que ven ajeno a ellas los superhéroes o la bande dessinée».

Es una heroína distinta de sus anteriores héroes, también distintos entre sí. «Beowulf es una historia de hombres que no se rigen por las leyes actuales y por eso no es un héroe clásico como el Heracles de El héroe, quien con sus taras y dobles lecturas no deja de ser una persona que lucha para hacer el bien para los demás. En cambio Beowulf no lo hace para ayudar a la gente sino para que se hable de él, de lo grande que fue, cuando él ya no exista».

En Beowulf fueron totalmente fieles al clásico. «Es una historia sencilla pero contundente y hay que enfrentarse a ella como si domaras un potro salvaje. En El héroe mezclé mitología griega con superhéroes americanos y lo metí en un túrmix con cien mil cosas más para conseguir algo nuevo. Quería recuperar en un cómic adulto esa sensación de la maravilla, de espectáculo, que me daban de chaval Los 4 fantásticos o Jack Kirby. Heracles aprende a ser un héroe que luego debe reconstruir su vida y tirar hacia delante. No hay manual de instrucciones para la vida».

Nada que ver con su próximo trabajo, previsto en Astiberri para fines del 2015: Gran Hotel Abismo, con guion de Marcos Prior. «Es una historia necesaria en estos tiempos, muy antisistema, sobre las cosas que nos cabrean. Un golpetazo contra este sistema corrupto y esta política asquerosa que nos gobierna, que ven a los ciudadanos como hormigas u ovejas y permiten desahuciar a ancianos. Para mi sorpresa aún no se ha montado una bastilla, no sé qué hace falta más para que salgamos a la calle», zanja rotundo.