CONCIERTO HOMENAJE

Las estrellas del pop catalán miran a Bowie

El homenaje al fallecido cantante británico en Razzmatazz ofreció interpretaciones emotivas y asociaciones inéditas de músicos

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JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA

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El lunes pasado nos despertábamos con la fatal noticia y 48 horas después ya estaba cerrado el cartel del homenaje, en el que la organización, la sala Razzmatazz (con la colaboración de Alicia Música), tuvo que decir que no a muchos grupos no fuera que el concierto acabara durando diez horas. Se quedó en tres. Todo había ido muy rápido porque, aunque pueda sonar cursi o naíf, se hizo desde el corazón, por amor a la música de David Bowie y con una finalidad paralela, recaudar fondos para la FROI (Fundación per a la Recerca en Oncologia i Immunologia).

También los fans de Bowie se movilizaron y agotaron las entradas en apenas tres días. En la sala, sensación de acontecimiento, ganas de compartir la identificación con un artista cuyas canciones desbordan significados y evocaciones personales. Cada uno tienes las suyas: la exótica 'The secret life of Arabia', para Miqui Puig, que la cantó, abriendo la noche, con una tropa de músicos de su sello, o 'Changes', loa a la metamorfosis vital, para David Amills (Senyors Tranquils) y Jaume Vilaseca.

MADUREZ Y JUVENTUD

Podíamos preguntarnos: ¿alguien se atreverá con las visiones fúnebres de 'Blackstar'? Pues sí, fue Seward, que se metió en las tinieblas de la canción que da título al disco póstumo de Bowie sin miedo, arrimándose a sus abismos, sobre su subsuelo movedizo con contornos 'free', imponiendo un carácter vocal para el que Adriano Galante parecía haber sido destinado. Aroma a flores de cementerio en contraste con el esplendor juvenil de 'Kooks', a cargo de Mi Capitán, con miembros de Sidonie, grupo que empuñó luego el rock’n’roll de 'Rebel, rebel'.

También Glaucs se decantaron por aquel Bowie clásico, el de 'All the young dudes' 'Suffragette city', y Elefantes, con 'Ziggy Stardust' y uno de los más inspirados 'crescendos' del rock, el de 'Five years'. Había repertorio para dar y vender. "Yo pensaba que habría hostias para elegir las canciones, pero no, ¡nadie ha repetido!", celebró la conductora de la noche, Empar Moliner, al presentar a Mariona Aupí, que dio un sinuoso encuadre inédito a 'I’m deranged'. Un Bowie de madurez, como el de 'Slip away', pieza en la que Moliner debutó como corista al servicio de Àlex Torío, sentido 'piano man' que marchó en busca de 'Lady Stardust'.

SUPERGRUPOS DE UNA NOCHE

Versiones elaboradas y asociaciones nunca vistas, como la de Jaume Pla (Mazoni) con Dani Vega (Mishima), Pau Vallvé y Jordi Lanuza (Inspira) en 'Starman' y 'Soul love', todos con el rayo de 'Aladdin Sane' pintado en la cara. O el combinado de músicos de Bunbury, Ovni y Suite en 'Modern love' (ay, sin saxo) y 'Queen bitch'. Periodistas convertidos en presentadores, como Alfred Crespo ('Ruta 66'), aventurando que Bowie sigue vivo porque "nos ha engañado siempre", o Marta Salicrú (‘Time Out Barcelona’’), que reivindicó el maléfico personaje de 'Dentro del laberinto'. Minova llevando 'Ashes to ashes' al 'synth-pop', San León con un 'Life on Mars?' demasiado exigente para su cantante, Aldo Comas, y Stand Up Against Heart Crime poniéndose neorrománticos en 'Space oddity', con sus estrellas que ahora lucen distinto, el lema de la noche.

En el clímax, baile liberador de tensiones con 'Fame' y 'Let’s dance', oficiado por War Sun, y un 'Heroes' concluyente, todos en escena elevando a categoría, "'’just for one day'", por una noche, el culto, la concordancia íntima con un creador de canciones que nos hizo a todos la vida un poco diferente.