ESTRENOS DE CINE

Daniel Craig: «Ser Bond duele mucho, pero es un dolor placentero»

El actor se mete por cuarta, y quizá última, vez en la piel del agente 007 en 'Spectre', que llega este viernes a los cines

NANDO SALVÀ / LONDRES

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Daniel Craig se puso a medio mundo en contra cuando decidió meterse en la piel de James Bond y hoy, una década después, muchos consideran que es él, y no Sean Connery, el mejor 007 de la historia. Por eso, causó un revuelo planetario cuando, hace solo unas semanas, declaró que prefería «cortarse las venas» antes que volver a hacer uso de la licencia para matar. Rodeada de ese clima de incertidumbre, hoy llega a las salas Spectre, la aventura de Bond más grande y más cara jamás contada.

-¿Cómo le afectó el éxito de Skyfall a la hora de afrontar Spectre?

-Sinceramente, hizo que Sam [Mendes, director de Spectre] y yo nos sintiéramos totalmente perdidos. Y que nos preguntáramos: «¿y ahora qué demonios hacemos?».

-¿Fue entonces cuando decidieron que, en cierta medida, Spectre funcionara como homenaje al universo Bond? 

-Algo así. Es algo que yo siempre he querido hacer desde que empecé este viaje a bordo de la saga. Y aunque en Casino Royale retratamos a un 007 más austero y humano, el objetivo era partir de ahí para llevar al personaje hasta un punto en el que pudiéramos juguetear con toda su mitología. Por eso hemos querido que Spectre incluyera todo lo que nos gusta de las películas de Bond.

-Por otra parte, ¿hay algo que no le guste de ellas?

-Su tradicional machismo siempre me hizo sentir incómodo. Por eso me enorgullece que el Bond que yo encarno esté rodeado de mujeres menos pasivas. La sociedad ha cambiado y yo no podría dar vida a un héroe machista. No soy así.

-¿De qué forma ha cambiado su relación con Mendes desde Skyfall?

-En Skyfall él era un novato en la saga, y supongo que eso sembraba dudas a su alrededor del tipo, ¿será capaz de rodar escenas de acción? Y Sam demostró que puede hacer cualquier cosa. Lo bueno es que llegados a este punto Sam nos conocemos muy bien y sabemos qué queremos el uno del otro. Ya ni siquiera tenemos que hablarnos. Con gruñirnos ya nos basta. Eso hizo el rodaje algo más llevadero.

-¿Fue el más duro de su carrera?

-Sin duda. Fueron nueve meses de rodaje alejado de mi casa y mi familia, a los que debes añadir tres o cuatro meses de preparación previa y, ante que eso, un año de escritura de guión. En total, dos años de trabajo. En el proceso, además, me lesioné la pierna y tuve que pasar por el quirófano. Sí, es muy duro. Al acabar lo único que quería era volver a casa y emborracharme. Y me llevará un tiempo ser capaz de dormir a pierna suelta, sin despertarme sobresaltado a las cinco de la mañana creyendo que llego tarde al rodaje. Ser Bond duele mucho, pero es un dolor placentero.

-¿Es cierto que no volverá a dar vida a Bond?

-¡No sé de qué está hablando!

-En una entrevista reciente aseguró que prefería cortarse las venas antes que volver a hacerlo.

-Lo sé, lo sé, pero eso son cosas que se dicen. Acababa de terminar el rodaje de la película solo cuatro días antes de decir eso y estaba exhausto. Y creo que tengo derecho a cambiar de opinión.

-¿Así que ha cambiado de opinión?

-¡No me formé una opinión en primer lugar! Son decisiones que hay que pensarse mucho, y yo no lo he hecho aún. Veremos.

-Cuando se anunció que usted daría vida a Bond, las reacciones fueron dispares…

-Terribles, diría yo. Creo que incluso recibí amenazas de muerte.

-Una década después, ¿siente que ha callado algunas bocas? 

-No pienso en esos términos. Pero fue difícil. Cuando se hizo oficial yo ya llevaba seis semanas rodando Casino Royale en Bahamas, y entonces mi agente me llamó y me dijo: «Deberías echar un ojo a internet». Y al hacerlo comprobé que las reacciones eran de verdadero odio. Y pensé, ¿qué puedo hacer? Me di cuenta de que la única respuesta que podía dar era hacer una gran película.

-¿Qué relación tiene con internet actualmente?

-Ninguna. Internet es una herramienta peligrosísima cuando eres famoso. Puede elevar tus niveles de vanidad o de paranoia hasta extremos insoportables.

-¿Qué es lo más positivo que este personaje le ha proporcionado?

-Ha cambiado mi vida y mi carrera de mil maneras, y me ha dado poder para hacer lo que me apetezca en el futuro. Además, he aprendido mucho. Siempre me he involucrado mucho en todo el proceso. Antes de rodar Casino Royale hablé con los productores, Barbara Broccoli y Michael Wilson, y les dije: vosotros queréis que yo salga ahí afuera y pretenda ser James Bond, y eso es una responsabilidad enorme en términos de imagen y compromiso. Por tanto, necesito estar involucrado en la producción. Y me lo pusieron muy fácil.

-Desde ese punto de vista, ¿qué opinión tiene del fracaso de Quantum of Solace? ¿Qué se hizo mal?

-Su producción coincidió con la huelga de guionistas de Hollywood, y no teníamos guión. Y no puedes hacer una película sin un guión. El director Marc Foster y yo acabamos escribiéndolo codo con codo. Y yo no soy un guionista, no sé cómo se hace. Tengo ideas, pero no sé construir escenas, ni planificar estructuras. Tuvimos que poner en pantalla una película que estaba a medio hacer. Pero, hey, de todo se aprende.