OBRA ICÓNICA

Los átomos de Dalí flotan en Sevilla

Una exposición recorre el proceso de ejecución de 'Leda atómica', fruto de la bomba de Hiroshima e inicio de la etapa mística nuclear del genio

Dali atomico  CaixaForum

Dali atomico CaixaForum / periodico

Natàlia Farré

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Una obra, pero no una obra cualquiera. Sino la que Salvador Dalí consideraba que era su primera gran obra maestra. Una obra que siempre acompañó al genio y a la que el genio dio un lugar destacado en su Teatre-Museu. Una obra que cumple las proporciones áureas y que para realizarla Dalí contó con la ayuda del matemático rumano Matila Ghyka. Una obra bisagra, que supone el final del periodo surrealista y el inicio de la etapa mística nuclear. Una obra que hunde sus raíces en el renacimiento pero que nace después de las bombas de Hiroshima y Nagasaki. Una obra que pocas veces abandona Figueres. Tres desde la muerte de su autor. Y una obra que ahora, y hasta el 3 de febrero, cuelga de las paredes de CaixaForum Sevilla en la exposición 'Dalí atómico'. Es, cómo no, 'Leda atómica'.

El cuadro, que se exhibe igual que en la sala del tesoro (donde el genio situó sus pizas preferidas) del Teatre-Museu, es el eje central de la muestra y alrededor de la cual giran la cuarentena de trabajos restantes: dibujos, bocetos, fotografías, videos y documentación que ayudan a explicar la gestación de la pieza y el proceso creativo de Dalí. De hecho, la primera vez que el pintor  ampurdanés la mostró en público, en 1947 en la Bignou Gallery de Nueva York, estaba inacabada. Lo hizo expresamente con el objetivo de que el público pudiera entender el cómo y el porqué de su creación. Así que junto al óleo, situó el primer capítulo de ’50 secretos mágicos para pintar’, el tratado que escribió emulando a los clásicos para ayudar en la técnica a los jóvenes autores.

Todo en suspensión

La exposición recoge el espíritu didáctico de la muestra del 47 y tiene como objetivo responder "dónde, cómo y cuándo Dalí ejecutó la pieza. Y cuál es su tema principal", apunta Carme Ruiz, su comisaria. El motivo del cuadro no es, como muchos pueden pensar, el mito de Leda, sino "la física nuclear", sostiene, y relega el mito a mero apoyo del cuadro “como hacían los autores del renacimiento”. No en vano, Dalí llevaba tiempo afirmando que quería convertirse clásico y mirando a los renacentistas. Ruiz va más allá en cuánto al motivo del cuadro: "Es la foto fija de un átomo. Todo está en suspensión, y nada se toca". Cierto, igual que los electrones alrededor del núcleo atómico.

El cuándo del cuadro también tiene mucho que ver con el átomo. Pues el genio de Figueres empezó a pensar en él en 1946, después de Hiroshima y Nagasaki: "La explosión atómica del 6 de agosto de 1945 me estremeció sísmicamente. Desde aquel momento, el átomo fue mi tema preferido. Muchos de los paisajes pintados en ese período expresan el miedo que experimenté con la noticia de aquella explosión", escribió en 1973 en 'Confesiones inconfesables'. Aunque su pasión por la ciencia venía de mucho antes, en 1928 en una fotografía tomada en Sitges junto a García Lorca se ve a un joven Dalí con un ejemplar de la revista 'Science and invention'. Y la ciencia fue siempre para él un elemento inspirador, fértil y productivo, tanto en el terreno artístico como en el filosófico.

De Froid a Heisenberg

El dónde revela una novedad de la investigación sobre la tela que Ruiz ha realizado durante los dos últimos años. Fue pintado en Monterrey (California), donde Dalí se instaló a vivir entre 1940 y 1948, pero no donde residía, en el Hotel del Monte –destino por excelencia de las estrellas de Hollywood, de Clark Gable a Bette Davis-, como se creía hasta ahora sino en un taller que alquiló al coronel retirado Harold Mack. Conclusión a la que se ha llegado a partir de artículos de revistas y fotografías, que lucen en la exposición. Como luce el cómo se ejecutó el cuadro. Con mucho trabajo preparatorio y sin escatimar tiempo ni esfuerzos: desde dibujar repetida y obsesivamente el pedestal sobre el que descansa Leda a pintar en óleo la cara que esta debía tener: 'Triple aparición del rostro de Gala'. Y dedicándole muchas horas a la proporción áurea que aplica a la obra, igual que hacían los renacentistas para conseguir acercar las pinturas a la perfección divina. Pero para usar las enseñanzas que Luca Pacioli vertió en 'La divina proporción' (1509) necesitó la ayuda de matemático (además de príncipe, poeta, historiador y diplomático) Matila Ghyka. Personaje tan obsesionado como él en la sección áurea en las obras del renacimiento y al que conoció en una gala.

Dalí pensó 'Leda atómica' en 1946, la expuso inacabada en 1947 y la firmó en 1949. Y lo que vino después fue un cambio en su trayectoria: abandonó el método paranoico-crítico y el mundo de los sueños para abrazar la física atómica, que combinó con sus sentimientos religiosos, al tiempo que dirigió la mirada al renacimiento. Y las cosas no solo siguieron flotando sino que llegaron a desintegrarse. Algo que Dalí resumió con un "Mi padre ya no es [Sigmund]  Freud, es [Werner] Heisenberg".