Celestial Bach con Herreweghe

El maestro flamenco y sus formaciones llenan de espiritualidad el Auditori con dos cantatas y una misa breve del autor

Phillipe Herreweghe, en el Palau de la Música.

Phillipe Herreweghe, en el Palau de la Música. / periodico

César López Rosell

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La música antigua tiene un público tan fiel como diverso. El ciclo que dedica el Auditori a un género que reúne a diversas etapas creativas lo demuestra. Esta temporada han tenido una gran acogida las propuestas de Jordi Savall o de Robert King, por poner dos ejemplos, pero ello no ha impedido el éxito del regreso de un maestro como el flamenco Philippe Herreweghe. Tan solo tres meses después de su referencial interpretación de 'Vespro della Beata Vergine' de Monteverdi en el Palau ha vuelto a captar a una audiencia seducida por la autenticidad y la expresividad de una música religiosa tan celestial como la de las dos cantatas y una de las cuatro misas breves de Johann Sebastian Bach, interpretadas la noche del jueves por la orquesta y coro del Collegium Vocale Gent.

Éxito rotundo, como no podía ser de otro modo, al conseguir el ensamblaje de todos los elementos en juego en un perfecto equilibrio que hace que la música fluya con una naturalidad estilística exenta de artificios. Ya es sabido que Herreweghe es uno de los más destacados especialistas en la recreación de las piezas del genio del barroco. Sus numerosos conciertos y grabaciones así lo acreditan, además de ser uno de los poseedores de la Medalla de Bach de Leipzig que es donde se fraguaron, en su periodo de 'Kantor' de la iglesia de Santo Tomás, muchas de las cantatas bachianas, unas 300, de las que se conservan cerca de 200.

Sólidos intérpretes

El director hace que lo difícil parezca fácil. La música suena a Bach desde el minuto cero, gracias a unos intérpretes que dan respuesta a las exigencias de la lectura de unas obras que forman parte del núcleo central creativo del compositor. Impulsado por sus profundas convicciones religiosas cultivó esta forma musical durante toda su vida completando cinco ciclos que reúne, cada uno de ellos, la totalidad de cantatas para domingos y fiestas de guardar. En Barcelona ofreció 'Ärgre dich, o Seele nicht', 186’ y 'Herr, gehe nicht ins Gericht, 105' con las que ofreció una intensa primera parte.

La estructura de estas piezas permitió el lucimiento de los cuatro solistas, integrados dentro del coro, ya que las intervenciones corales se concentran en la apertura y cierre de las cantatas. Especialmente brillantes, dentro de un nivel general óptimo, fueron las interpretaciones de la etérea soprano Dorothee Mields, de luminosa voz, y del contratenor Alex Potter, de cristalino registro. Ambos lucieron una dotación técnica muy idónea para este repertorio. Mields deslumbró en sus diálogos con el violín, el oboe o la flauta.

La 'Missa brevis, 234', asentada sobre el 'Kyrie' y las partes del 'Gloria', sirvió para evidenciar el buen funcionamiento del conjunto, con relevantes interpretaciones del bajo Petert Kooij en el dramático 'Domine  Deus', de la soprano en el 'Qui tollis' y del contratenor en 'Quoniam', además del coro final en el 'Cum sancto spiritu'. Soberbio.