LA GRAN CITA ROCKERA DE CAN ZAM

Judas Priest invoca a los dioses del metal en el Rock Fest

El grupo británico desplegó sus himnos en una primera jornada del festival agitada por las actuaciones de Uriah Heep, Accept y Dee Snider

El cantante de la banda británica de "heavy" Judas Priest, Rob Halford (d), y el guitarrista Richie Faulkner, durante el conciertro del Festival Rock Fest celebrado esta noche en Santa Coloma de Gramanet

El cantante de la banda británica de "heavy" Judas Priest, Rob Halford (d), y el guitarrista Richie Faulkner, durante el conciertro del Festival Rock Fest celebrado esta noche en Santa Coloma de Gramanet / .44166573

Jordi Bianciotto

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Aunque estas cosas siempre generan debates apasionados, Judas Priest es, para muchos, el metal, en mayúsculas, y no se trata solo de que la banda británica cuente con una larga batería de himnos fundamentales sino de que en su día inventó un sonido único, aplastante y definitorio. Una identidad inspirada por esos ‘Metal gods’ a los que Rob Halford invocó a su paso, este jueves, por el Rock Fest en el recinto de Can Zam.

Judas Priest con una heterodoxa pareja de guitarristas, Richie Faulkner y el recién incorporado Andy Sneap, productor de ‘Firepower’, un disco recibido por los fans como el mejor de su era moderna. Sonido conservado con fidelidad matemática y canciones de estreno, como la que da título al trabajo y que abrió el ‘show’, que dieron la talla en un ‘set’ repleto de clásicos: de ‘Grinder’ y ‘Sinner’ a las inesperadas ‘Saints in hell’ y ‘Tyrant’, pasando por las guitarras sintetizadas de ‘Turbo lover’.

Glenn Tipton, invitado sorpresa

El speed metal trabalenguas de ‘Freewheel burning’ encaró un tramo final arrollador que, a través de ‘You’ve got another thing coming’, ‘Hell bent for leather’ (escena de la moto incluida) y la extrema ‘Painkiller’, condujo a un bis con sorpresa. Como estas últimas noches en Lisboa o Madrid, Glenn Tipton, la guitarra original del grupo, ahora de baja por Parkinson, subió al escenario para afrontar un bis encabezado, precisamente, por ese ‘Metal gods’ que un día dio identidad a la banda.

Judas Priest marcó un punto álgido de la primera jornada del Rock Fest a la espera de Ozzy Osbourne. Pero antes desfilaron artistas con pedigrí, como Dee Snider, excantante de Twisted Sister, banda muy conocida en el festival de Santa Coloma de Gramenet. “He estado aquí cuatro veces y nunca había visto eso de ahí, ¿qué es?”, preguntó contrariado apuntando al sol. Presentó canciones de su nuevo disco, ‘For the love of metal’, que saldrá el 27 de julio, combinadas con rescates de su grupo de los 90, Widowmaker (‘Ready to fall’) y, claro, de Twisted Sister: unos ‘We’re gonna take it’, ‘Burn in hell’ y ‘I wanna rock’ que reanimaron el sonido de la banda neoyorkina como un furioso hard rock’n’roll.

El clasicismo de Uriah Heep

De ahí, al hard británico con solera de Uriah Heep, un viaje a los años 70 a partir del ritmo pesado de ‘Gypsy’, con su tortuosa introducción de órgano. De los viejos tiempos solo queda el guitarrista, Mick Box, pero el cantante, Bernie Shaw, lleva ya 32 años en el club, más que familiarizado así con clásicos como ‘Look at yourself’, ‘Sunrise’ y ‘July morning’. Hard rock asentado en parte en los teclados, con ocasionales armonías vocales y giros góticos. El evocador medio tiempo de ‘Lady in black’, con Box a la guitarra acústica, precedió a su mayor ‘hit’, el boogie-rock ‘Easy livin’’.

Y preparando el terreno a Judas Priest, un menú metalero genuino, el de la banda alemana Accept. La voz de Mark Tornillo hizo añorar los agudos rabiosos de Udo Dirkschneider, pero la arrolladora ‘Fast as a shark’ y los himnos para corear puños en alto ‘Metal heart’ y ‘Balls to the wall’ agitaron con vigor las esencias del metal ochentero. Uno de los puntales inspiradores de este Rock Fest que vuelve a hacerse oír en Can Zam.