CRÓNICA

Jordi Savall tiende puentes de paz en Praga

El violagambista y director catalán despliega con gran éxito 'Jerusalem' en el Festival Primavera de la capital checa

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César López Rosell

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Las trompetas de Jericó resonaron en el Rudolfinum de Praga, auditorio neoclásico y sede principal del Festival Primavera de la capital checa. Jordi Savall, al frente de Hesperion XXI,  La Capella Reial de Catalunya y  13 intérpretes invitados, procedentes de Israel, Palestina, Siria, Armenia, Grecia y Turquía, concluyeron con una fanfarria la obra  ‘Jerusalem’ (la ciudad de las dos paces). Tras este optimista relato tendiendo puentes de paz terrenal, con unos votos cantados en  diferentes lenguas  y una coral final, el disonante sonido metálico sirvió para  recordar que todavía hay muchos muros que separan el espíritu de los hombres, pero que la música aspira a hacerlos  caer.

La emoción se apoderó de la sala con un público que no pudo contener su entusiasmo tras la belleza de esta recopilación musical, fruto del trabajo de investigación del maestro de Igualada y de los textos seleccionados por  Manel Forcano. La edición de un premiado disco-libro en el 2008 y el inicio de  una gira que pasó por el Auditori y por las salas internacionales reflejan el éxito de la ambiciosa aventura surgida tras un encargo de la Cité de la Músique de París.

"Fue muy complicado iniciar este proyecto por las diferencias entre israelís y palestinos, entre turcos y armenios. Pero se impuso el respeto"

Jordi Savall

La propuesta evoca la vida de una ciudad con 3.000 años de historia a través de músicas  judías, cristianas e islámicas. El violagambista es una de las figuras de un cartel de la muestra que dirige Roman Bélor y que cuenta con nombres como John Eliot Gardiner, Daniele Gatti, Matthias Goerne, Daniil Trifonov y orquestas como la Concertgewoud de Amsterdam. La muestra abrió con el poema sinfónico nacionalista ‘Mi patria’, de Bedrich Smetana, interpretado por la Filarmónica Checa.

Recordar la historia y aprender

Savall recordó que este había sido un proyecto difícil por la mucha tensión inicial existente entre los músicos judíos y palestinos y los armenios y turcos. "Jordi, ¿cómo vamos a tocar la marcha turca recordando a un pueblo que nos masacró?", preguntaban los armenios. "Dos días después y partiendo del respeto de unos a otros, todo había cambiado". Y es que "la reconciliación llega siempre en los conflictos cuando cada parte reconoce sus errores. Eso sucederá entre Israel y Palestina y cuando Turquía reconozca el genocidio armenio".

Este pensamiento lo aplica también a  Catalunya.  "Yo siempre he defendido –dice- el derecho a decidir, pero para llegar a acuerdos hay respetar a los que piensan diferente. El problema es que desde una cierta posición de la cultura hispánica se ven solo los nacionalismos periféricos pero no el central y así no es posible entenderse". El director está convencido que solo será posible dar un giro al futuro del mundo actual si logramos que las personas cambien. "Es necesario recordar la historia y aprender de ella. Si perdemos la memoria no podremos alcanzar la justicia", añadió Savall, convencido de que si los mandatarios fueran capaces de reunirse y tocar juntos aprenderían a dialogar.

"Defiendo el derecho a decidir, pero es difícil negociar cuando desde el nacionalismo central solo se ve el problema en la periferia"

El espectáculo se inició con una fanfarria que pregona la paz celestial. El tramo central del programa arranca con la evocación de la ciudad judía desde su fundación hasta la destrucción del Templo con el sonido del ‘shofar’ (instrumento hecho con el cuerno de carnero que se empleaba en los tiempos de Abraham). Los más bellos salmos de David, una danza instrumental y un texto recitado en hebreo sobre Rabí Aquiba centran este pasaje.

La ciudad cristiana abarca un periodo muy extenso, desde la llegada en el año 326 de la reina Helena, madre del  emperador Constantino, hasta la derrota de los cruzados, en 1187, con la conquista de la plaza por Saladino. La terrible llamada a la guerra santa del papa Urbano II y los más célebres cantos de cruzada también están presentes. Hay bellas  improvisaciones al laúd, con el canto de la Sura XVIII y el Corán que explican cómo Mahoma sube al cielo desde la Roca del Templo. Son casi 300 años de periodo árabe desde el 1244 al 1516, antes de dejar paso al periodo otomano que llega hasta el 2017 y en el que podemos disfrutar de páginas como la recreación de la leyenda del Solimán el Magnífico.

Dos impactantes cantos del exilio y los dedicados al asilo, con el romance  ‘Palestina hermosa y santa’, con lamentos palestinos y armenios sumados a  un conmovedor canto azkenazita sobre los horrores del nazismo, completaron el impresionante recorrido con el nexo de la belleza de la música para unir comunidades y religiones diferentes.