CRÓNICA DE MÚSICA

Trifonov, más intenso y virtuoso que emotivo

El estelar pianista conquistó al Auditori tras dos partes de diferente rendimiento con Schumann y el repertorio ruso

El pianista ruso Daniil Trifonov.

El pianista ruso Daniil Trifonov. / periodico

CÉSAR LÓPEZ ROSELL / BARCELONA

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Bien está lo que bien acaba. Pasadas las 11 de la noche el público puesto de pie aclamó en el Auditori a Daniil Trifonov, después de más de dos horas y media de ‘tour de force’ pianístico. El superdotado y sensible pianista ruso, de 25 años, había conquistado a la sala en la segunda parte  con una exultante  interpretación de una selección de los ‘Preludios y fugas ’de Shostakóvich y con el vigoroso virtuosismo exhibido en ‘Tres movimientos de Petruxka’ de Stravinsky. La intensidad de la sesión no le impidió ofrecer, además,  dos propinas de su compatriota Nikolái Médtner.

La presencia del nuevo fenómeno del piano hizo que el Auditori registrara una buena entrada, en plena cuesta de enero y con otro concierto a la misma hora de Zhu Xiao-Mei en Palau 100. Los melómanos no habían olvidado el impacto que les había causado Trifonov en su debut en el recinto modernista con un memorable recreación de los ‘Doce estudios' de Liszt, en el 2013, ni su posterior actuación con el ‘Concierto, número 2’ de Chopin junto a la Philarmonia Orchestra en Ibercamera.

Estas dos apariciones habían dejado la convicción de que estábamos ante un artista más entregado a la esencia, desde un discurso que parte de la introspección, que no de alguien que puede apabullar a los auditorios sin necesidad de  buscar lo que hay detrás de cada nota de las obras. Con estos antecedentes y tras haber debutado ya con la Filarmónica de Berlín, entre otros logros, Trifonov volvía a Barcelona como figura ya instalada en el ‘star system’.

PIANISTA DIFERENTE

Pero en la primera parte, consagrada a un Schumann de poéticos paisajes emocionales, se pasó en su ambicioso intento de demostrar la capacidad de abarcar amplios repertorios. Así, no acabaron de calar las emociones de su inmersión en las ‘Escenas de niños’ y tampoco llegó a seducir su lectura de las fantasías de  ‘Kreisleriana’, desafío que requiere no solo de la categoría interpretativa del ruso sino de un más profundo buceo en la pieza.

Su virtuosa versión de la ‘Toccata’ provocó las primeras muestras de entusiasmo. Y fue con el repertorio ruso donde Trifonov se mostró más a sus anchas. La tercera visita del artista a Barcelona volvió a dejar la impresión de que estamos ante un pianista diferente, pero que debe administrar mejor los programas de sus apariciones en beneficio de un mejor crecimiento hacia la madurez.