CRÍTICA DE CINE

Crítica de 'Psychokinesis': el protegido surcoreano

El director de 'Train to Busan' abraza el cine de superhéroes a su manera en una película moderadamente efectiva

Un fotograma de 'Psychokinesis', de Yeon Sang-ho

Un fotograma de 'Psychokinesis', de Yeon Sang-ho

Juan Manuel Freire

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

En la sorprendente 'Train to Busan', la película más taquillera del 2016 en Corea del SurYeon Sang-ho insuflaba nueva vida al subgénero zombi a partir de un contexto novedoso, un tren de alta velocidad, convertido en microcosmos de la altamente estratificada sociedad surcoreana.

Para su siguiente película (y antes de la inevitable secuela del citado fenómeno; la precuela ya existe, se llama 'Seoul Station'), Sang-ho se ha atrevido con el género superheroico, del que no existe gran tradición en su país. Es una versión lejos (a todos los niveles) de los presupuestos de Marvel: se acerca más a la opción realista propuesta por 'El protegido' y seguida con mejor o peor suerte por títulos que van de 'Push' a la italiana 'Le llamaban Jeeg Robot', pasando por el 'found footage' 'Chronicle'.

El héroe de 'Psychokinesis' es, como en aquellas, un tipo normal que adquiere poderes sobrenaturales y, al aprender a dominarlos, no se enfrenta a dioses de otra dimensión sino a amenazas reconocibles. Después de beber agua contaminada por unos restos de meteorito, el guardia de seguridad de un banco, Seok-hyeon (Ryu Seung-ryong), descubre que puede mover objetos con la mente. Empieza por los ceniceros y las corbatas y acaba poniéndose objetivos más peliagudos, como los matones que quieren acabar con el negocio de pollo frito de su hija Roo-mi (Shim Eun-kyung), a la que abandonó cuando era pequeña.

"Quizás haya recibido este poder para ser un buen padre, para variar", dice Seok-hyeon, como el héroe de 'Train to Busan', un padre que no estuvo ahí decidido a compensar los años de distancia con Grandes Gestos. En este sentido, Sang-ho empieza a parecer un nuevo Spielberg, quien desde 'E.T. el extraterrestre' superpobló su filmografía de padres ausentes adictos al trabajo.

Sang-ho reincide en la lógica dramática de 'Train to Busan', así como en su búsqueda de la justicia social, en este caso mirando hacia los procesos de reurbanización que acaban con los pequeños comercios y la vida peculiar de las tiendas de barrio.

Si en algo no se parece 'Psychokinesis' a su anterior película, es en la acción, aquí notablemente menos imaginativa y apoyada en efectos digitales con poco encanto. Tampoco el éxito comercial ha sido parecido, ni mucho menos. Los zombis podrían volver al tren muy pronto.