CRÍTICA

'Sufragistas': un voto en blanco

NANDO SALVÀ

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{"zeta-legacy-despiece-horizontal":{"title":"Sufragistas\u00a0\u2605\u2605","text":"Direcci\u00f3n:\u00a0Sarah GavronCon:\u00a0Carey Mulligan, Anne-Marie Duff, Helena Bonham Carter, Meryl StreepT\u00edtulo original:\u00a0'Suffragette'Pa\u00eds:\u00a0Reino UnidoDuraci\u00f3n:\u00a0106\u00a0minutosA\u00f1o:\u00a02015G\u00e9nero:\u00a0DramaEstreno:\u00a018 de diciembre\u00a0del 2015"}}

Dado que el asunto que trata sigue poseyendo un gran peso social, es una pena que 'Sufragistas' no tenga ni la mitad de coraje que sus protagonistas. Mientras retrata las luchas que un grupo de mujeres mantuvieron en Inglaterra a principios del siglo XX, pone el foco en el que como mucho el quinto personaje más interesante del relato. Maud (Carey Mulligan) está diseñada para funcionar como portavoz de todas las mujeres que lucharon aquella contienda, y la película la somete a un auténtico via crucis de dolor y sufrimiento que convierte 'Sufragistas' en un exceso de melodrama y manipulación.

El despertar de la conciencia de Maud pretende convencernos de que, en efecto, las mujeres deberían poder votar. Tan centrada está la película en predicar a los conversos que con ese fin decide no ahondar en asuntos más jugosos –las tácticas de las sufragistas, sus divisiones-- y reducir un movimiento social pionero a un duelo entre buenos –las mujeres– muy buenos y malos –los hombres– muy malos.