CRÍTICA DE CINE

'Pablo, el apóstol de Cristo': teología y barbarie

Un Roma violenta y cruel en la que los cristianos o bien son despedazados en la arena o queman como antorchas humanas en las calles

Quim Casas

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Andrew Hyatt ya dirigió hace tres años Llena de gracia, película centrada en los últimos días de la virgen María. Similar tratamiento realista (y espeso) impregna su siguiente realización, que gira en torno a los días en prisión del hierático apóstol Pablo y su legado, recogido en varios documentos por su amigo y discípulo Lucas, encarnado por Jim Caviezel, quien fuera Jesucristo en la bárbara pasión según Mel Gibson. Todo cuadra en el actual cine teológico de Hollywood: aquí es también una Roma violenta y cruel en la que los cristianos o bien son despedazados en la arena o queman como antorchas humanas en las calles.