CRÍTICA DE CINE

'Milla 22': los límites de la parodia

La cuarta colaboración entre Peter Berg y Mark Wahlberg se muestra incapaz tanto de generar un ápice de tensión mínimamente duradera como de atemperar su cochambroso patrioterismo y su putridez moral

Nando Salvà

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De la cuarta colaboración entre Peter Berg Mark Wahlberg podría decirse que se parece a Sicario y The raid de no ser porque, a diferencia de esas predecesoras, es una película terrible. Poblada por personajes caricaturescos y escenas de acción tediosas, cuenta la historia de un grupo de agentes de la CIA que intentan sacar a un informador de un país del sudeste asiático. En el proceso, mientras trata de mantener cierta coherencia narrativa, se muestra incapaz tanto de generar un ápice de tensión mínimamente duradera como de atemperar su cochambroso patrioterismo y su putridez moral. Peor aún, la tosquedad con la que maneja los clichés del género la convierte en algo parecido a una parodia.