CRÍTICA DE CINE
'Loving', una lección admirable de contención
El filme de Jeff Nichols esquiva exitosamente los tópicos para relatar de forma neutra una historia eminentemente dramática
Quim Casas
Periodista y crítico de cine
Profesor de Comunicación Audiovisual en Universidad Pompeu Fabra y docente en ESCAC, FX, Cátedra de Cine de Valladolid y Museu del Cinema de Girona. Autor de diversos libros sobre David Lynch, David Cronenberg, Jim Jarmusch, Fritz Lang, John Ford y Clint Eastwood. Miembro del Comité de Selección del Festival de Cine de San Sebastián.
QUIM CASAS
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'Loving' abarca más o menos una década en la vida del matrimonio que da título al filme. Su particularidad no es el apellido (amoroso) sino que se trata de un matrimonio interracial (ella, Mildred, de raza negra; él, Richard, blanco) en el sur de los Estados Unidos en 1958.
Los Loving existieron en realidad, contrajeron matrimonio en el estado más liberal de Washington y volvieron a su casa, en Virginia, de donde fueron expulsados a causa de las racistas leyes que impedían el matrimonio y la convivencia entre razas distintas en virtud de una peculiar interpretación religiosa: si Dios había creado blancos y negros sería por algo, les dicen a los Loving, y en la idea del todopoderoso no estaba que esos colores se mezclarán. Delirante, pero fue así hasta que precisamente el caso de los Loving llegó al Tribunal Supremo y la ley fue derogada.
Puede parecer extraño que un cineasta tan peculiar en su elección de temas como Jeff Nichols, autor de una fantasía ambigua sobre la obsesión y el fanatismo ('Take shelter'), una relectura de Mark Twain ('Mud') y un cruce entre ciencia ficción, género americana y sectas ('Midnight special'), se haya plegado a las reglas del cine “basado en una historia real” y a partir de un tema tan concreto y candente.
Pero su aproximación es absolutamente coherente con el resto de su obra. El filme es un drama donde el contexto rural y el género americana son determinantes; de hecho, Mildred decide volver a Virginia y exponerse a ser encarcelada porque no quiere que sus hijos crezcan en la ciudad. La forma en que el tiempo pasa en el relato es también excelente: la familia que aumenta y la pujanza de los derechos civiles en oposición al escepticismo de Mildred.
Y, por fin, un director decide esquivar los tópicos cinematográficos cuando se filma un juicio. La contención casi neutra de todo el filme, siendo una historia eminentemente dramática, resulta admirable.
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