CRÍTICA DE CINE

'Girl', la reasignación del sexo

El filme de de Lukas Dhont es una reflexión honda y envolvente, como los movimientos de cámara escogidos, sobre la dificultad de no sentirse cómodo con unas expectativas que no se corresponden con la verdadera realidad

Quim Casas

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Viene avalada por la Cámara de Oro del festival de Cannes y ha sido una de las favoritas del público en el de San Sebastián. Girl es de esas películas que tiene algo que las hace empatizar con un variado tipo de espectador a la vez que obtienen el reconocimiento en los festivales. El tema ayuda, desde luego. En Girl, una niña sueña con convertirse en bailarina, pero los problemas físicos para lograrlo son numerosos porque nació como niño. Billy Elliott (Quiero bailar) narraba las vicisitudes de un niño que quiere dedicarse al ballet pese a que su padre desea convertirlo en boxeador. También fue un filme muy aplaudido por las plateas.

Pero el estilo empleado por el belga Lukas Dhont es bastante menos académico que el de Stephen Daldry en aquella historia de maillot de danza y guantes de boxeo. En su anterior corto, Corps perdu, el realizador relató la soledad de un bailarín. Aquí vuelve sobre el mismo tema desde una lectura transgénero. Es una reflexión honda y envolvente, como los movimientos de cámara escogidos, sobre la dificultad de no sentirse cómodo con unas expectativas que no se corresponden con la verdadera realidad.

La película nació como un documental. Dhont conoció a una adolescente de 15 años que quería estudiar ballet, pero todos los centros le ponían trabas por el hecho de haber nacido varón. Cuando ella desistió de la idea de hacer un documental, Dhont lo convirtió en el punto de partida para una ficción. Así que hay mucho de documento en el filme resultante, aunque la verdad se haya visto reflejada, a través del cine, en el mismo espejo en el que se contempla la protagonista.

Girl, y esto lo ha remarcado su director, no pretende ser un filme de tesis ni un alegato colectivo por la normalización. Estudia, explora y muestra un caso particular que, evidentemente, no se aísla de la realidad actual de los derechos de los transexuales, pero no hace caballo de batalla de ello.