CRÍTICA

'Bloodsucking bastards': los vampiros van a la oficina

BEATRIZ MARTÍNEZ / MADRID

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La sombra de 'Zombies party' es alargada y su fusión de terror y humor gamberro y desinhibido ha formado parte de un buen número de productos de serie B durante los últimos años. 'Bloodsucking bastards' vuelve a recuperar este espíritu juguetón para configurar una sátira en torno a la precariedad laboral en el entorno de una oficina que se llena de vampiros que aumentan la productividad. Una especie de cruce entre 'The office' y 'Abierto hasta el amanecer' que aúna el gag y el 'gore' sin mucha más pretensión que servir de entretenimiento a los fans de las sesiones de madrugada.