The Gramophone Allstars Big Band: fiesta con vistas a Jamaica

El grupo catalán caldeó la sala Apolo con su fusión de ritmos afroamericanos

Judit Neddermann, durante el concierto de The Gramophone Allstars Big Band en la sala Apolo.

Judit Neddermann, durante el concierto de The Gramophone Allstars Big Band en la sala Apolo. / periodico

JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA

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The Gramophone Allstars, el grupo que, con un pie en el Empordà y otro en Barcelona, lleva siete años acercándose a su libre manera a las músicas afroamericanas en sustancioso diálogo con Jamaica, ha crecido y se ha transformado en una ‘big band’ de 17 músicos, formato que le permite ofrecer voluptuosos festines con cuerpo y alma, como el de este martes en Apolo. El combo fundado por el saxofonista y flautista Genís Bou citó allí a sus fans con motivo de la reedición de su último disco, el cuarto, ‘Jazzmaica’, en vinilo, y del cierre de un 2015 intenso y provechoso.

Ese disco lo presentaron hace algo más de un año en el espacio vecino de La 2, y tras pasar por festivales como el Black Music, de Girona, y el Cruïlla BCN, por poco se queda pequeña la sala principal del Apolo, de cuyas 1.255 localidades apenas quedaron un par de docenas por vender. Apreturas y muchas ganas de bailar unas canciones que combinan la ensalada de ritmos con una frondosidad instrumental de alto nivel técnico. Al frente, una cantante, Judit Neddermann, que no se ajusta al cliché de estridente diva soul, que interpreta con sutileza, sin sobreactuar, y estableciendo ahora un diálogo de contrastes con Kathy y Yolanda Sey, The Sey Sisters, a quienes pudimos ver hace unas semanas en el concierto de fin de gira de Txarango y que en Apolo se estrenaron como integrantes de la banda.

RAPERO INVITADO

Las Allstars se asentaron en ‘Jazzmaica’, manteniendo en gran medida el orden de las canciones y empezando, por tanto, con la adaptación de la instrumental ‘Scambalena’, del jamaicano Rolando Alphonso, para que luego Neddermann cobrara protagonismo en piezas como ‘Color him father’, éxito de The Winstons en 1969, y la popular ‘Can’t get enough’, de Barry White. Aromas de soul a la vez sudoroso y refinado, sobre un subsuelo movedizo, con vistas al ska y el reggae, y armonías e improvisaciones jazzísticas, sobre todo en ‘Wise two’, una pieza de Bou que condujo a otra composición del grupo, ‘Sophisticated Babylon’, donde inyectó un rapeado el invitado de la noche, Rodrigo Laviña (At Versaris, Extraño Weys).

El grupo se sirvió de fibrosos asaltos a Sam Cooke (‘Twistin’ the night away’ con injertos de Ray Charles) y Smokey Robinson (‘If you can want’) para acalorar más la sesión, demostrando que un combo de virtuosos puede poner patas arriba una sala, y el punto más álgido llegó con una trepidante ‘Funky Kingston’, de Toots & The Maytals. De ahí a los bises con la revisión acústica de ‘Can’t get enough’, que hizo lucirse al trío vocal, los clásicos ‘Move on up’ (Curtis Mayfield) y ‘Could you be loved?’ (Bob Marley) y una propina final con acogedor ritmo jamaicano, ‘I don’t know’. Una pieza que el grupo aún no ha grabado y que Bou animó a acoger sin reservas: “Solo os queda bailar como si os fuese la vida”. 

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