RECITAL DE ÉXITO

El célebre Concertgebouw de Amsterdam se rinde a la OBC

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zentauroepp44492687 icult obc180730122345 / MAY ZIRCUS

Marta Cervera

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La Orquestra de Barcelona i Nacional de Catalunya (OBC) dejó el pabellón alto en Amsterdam. Este domingo los músicos de la formación catalana brillaron  en la célebre sala del Concertgebouw, que agotó las localidades. El público puesto en pie despidió a la orquesta con calurosos aplausos tras disfrutar con un magnífico concierto dirigido por un magnético Jan Willem de Vriend que pivotó entre el clasicismo y el romanticismo con obras de Ferran Sor, Wolfgang Amadeus Mozart y Franz Schubert.

De Vriend, principal director invitado de la OBC, hizo una pequeña presentación al público justo antes de empezar para situar a la gente respecto a Sor, compositor barcelonés que triunfó en Europa pero que, como recordó, “solo conocen ahora en España”. Lo cierto es que la música de su ballet ‘Cendrillon’, estrenado en el King’s Theater de Londres, sonó redondo. De Vriend que dirige sin batuta no necesitó hacer continuas precisiones. Se contuvo bastante confiando en unos músicos que se entregaron desde el primer momento. Y eso que habían llegado ese mismo día a la capital holandesa y habían tenido que madrugar.

El concierto fue a más con la siguiente obra: el ‘Concierto para piano y orquesta núm. 9’ o ‘Jeunehome’, de Mozart. De Vriend contó como solista con su compatriota Hannes Minnaar, un dotado intérprete de 33 años. Tanto él como la orquesta dotaron de profundidad el segundo movimiento con pasajes camerísticos con un logrado diálogo entre la concertino, Carola Leurs, también holandesa, y el solista. La orquesta seguía a la perfección las indicaciones de De Vriend, que supo extraer todos los matices a la pieza con un sonido claro en todo momento. El público se entusiasmó tanto que sus continuos aplausos puestos en pie llevaron a Minaar a ofrecer un bis, una canción de Schubert adaptada por Liszt al piano.  De esta forma el músico enlazó con la última parte del programa la ‘Sinfonía Grande’ de Schubert, una obra que Schumann calificó como “una novela épica en cuatro movimientos”.

Pieza intensa

Y así la leyó la OBC, que hipnotizó al público. Los músicos hiperatentos a cualquier indicación del dinámico De Vriend cuyos gestos poco ortodoxos y saltos denotaban la intensidad con la que vivió el concierto. Algo que contagió a los 66 intérpretes que viajaron a Holanda.  Tanto los vientos como las cuerdas, que sonaron compactas, trasladaron al público toda la intensidad de una pieza que atraviesa por diversas emociones, con pasajes más líricos y otros de gran dinamismo y enorme intensidad.

En resumen, un concierto magnífico que entusiasmó al púbico y contribuyó a la proyección internacional de la orquesta. Acabó la mayoría de pie con cinco minutos de sonoros aplausos. Un éxito. El segundo de la OBC en la sala donde ya había actuado en el 2002 con su entonces titular,  Lawrence Foster.  El verano próximo a la OBC le esperan más actuaciones en el extranjero, y más lejos. Estará un mes en Japón ofreciendo ópera y conciertos con Kazushi Ono, su actual titular, responsable de la parte musical de la olimpiada cultural de Tokio 2020.