EL BOSS EN BARCELONA

La fuente eterna de Bruce

JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA

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El rock de estadios tiende a mirar atrás y cuando los grandes salen de gira les pedimos disco nuevo pero deseamos que toquen las antiguas. Sería hipócrita escandalizarnos porque Bruce Springsteen nos visita manejando un repertorio con 35 años de edad: llega un momento en que hay que levantar la vista, observar la historia y admitir que un disco como 'The River' The River' bien merece la oportunidad de celebrar que está vivo por encima de ciclos y modernidades, que su rock'n'roll y sus enfoques literarios adultos transmiten significados hondos para un público como el que llenó ayer el Camp Nou.

Un espacio de gran aforo que, como se anunció días atrás, desaconsejó la interpretación íntegra del doble álbum de 1980, lo cual acabó saldándose con la interpretación de 12 de sus 20 canciones. Suficiente para dar a la noche un carácter y una vertebración, aunque algunos descartes pudieran ser dolorosos. Springsteen situó el vigor rockero en primer plano desde las tres piezas ajenas al guion que usó para abrir fuego, 'Badlands', 'No surrender' y 'My love will not let you down', a toda máquina, sin pausas y con plus de guitarras. Y con Steve van Zandt sumando su voz muy de cerca, buscando el micro del jefe como en los viejos tiempos pandilleros. Saludos protocolarios ("bona nit, Barcelona! Bona nit, Catalunya!") y un interrogante prometedor: "Esteu preparats?" Tiempo de 'The River'.

'The ties that bind' abrió el melón con trazo decidido y evocando a Clarence Clemons en el solo de saxo de su sobrino Jake, camino de 'Sherry darling', con joviales coros de Patti Scialfa y Soozie Tyrell, 'Jackson cage' y 'Two hearts'. Luego le tocaba el turno a 'Independence day' pero, maldita sea, una pancarta que reclamaba 'I'm goin' down'nos privó de ella en beneficio de esta pieza de 'Born in the USA' (como en el 2008, cuando la misma canción se impuso a 'Drive all night', que estaba escrita en el repertorio del puño y letra de Bruce). Volvimos a 'The River' con un 'Hungry heart' en la que Springsteen correteó por la pista, buscando el cuerpo a cuerpo con los fans (o casi), para desplomarse teatralmente en el escenario, como en los viejos vídeos de sus actuaciones de finales de los 70.

GIRO ROMÁNTICO

Tras 'Out in the street' no hubo 'Crush on you' ni 'You can look'pero sí, notable momento, un romántico 'I wanna marry you' con la introducción inédita de 'Here she comes walkin'. Bruce con maracas, quizá pensando en sus 'crooners' de juventud, y Bruce melancólico y un poco trágico en el relato de la balada 'The river', la pareja que dio portazo a su juventud antes de tiempo y que un día dedicó a su hermana.

Roy Bittan tomó la palabra desde el piano para señalizar, con su introducción ancestral, el camino a 'Point blank', palabras mayores, ahora más oscuras si cabe dado el grosor vocal del 'Boss' respecto a la grabación de cuando tenía 31 años. De nuevo, desvíos en la carretera: 'Atlantic city', de 'Nebraska', en su versión de banda, con músculo folk-rock, y 'Darlington county' y 'Glory days', decantando el guion hacia la fiesta. Esta última fue elegida atendiendo otra petición del público, como la siguiente, 'I wanna be with you', una de las rarezas de la caja 'Tracks'. Momentos de cierta informalidad, en que 'The River' se perdía en la lejanía, entre ocurrencias jocosas y pancartas. 'Ramrod' retomó el rumbo por su lado más bromista: el Boss, moviendo el trasero de espaldas al público. Dulce 'entertainment'.

TODA LA NOCHE

Pero es él quien nos dice que nunca hay que perder la esperanza, y cuando podía parecer que todo se decantaba hacia el lado un poco frívolo de la vida, nos vimos en el corazón de la noche, cara a cara con el alma de 'The River'. Honores para 'The price you pay', elegante y conmovedora, dando paso a, señoras y señores, por primera vez en Barcelona, sí, 'Drive all night'. Vamos a ver, esta era la canción clave. Sin ella, un concierto alrededor de 'The River' habría sido una comedia. Una rueda de tres acordes y una voz desgarrada, contra el viento, contra la lluvia, entre los ángeles caídos, la canción de amor de todas las canciones de amor, conduciendo toda la noche para comprarte un par de zapatos.

Y entonces, y solo entonces, estaba el concierto listo para el 'greatest' hits final, la gran traca a través de 'She's the one', 'Because the night', 'Thunder road'..., y los bises con 'Purple rain', de Prince, entre luces violetas, 'Born in the USA', el temblor de tierra de 'Born to run', 'Dancing in the dark', 'Tenth avenue freeze-out' y la versión de 'Shout' (The Isley Brothers) dando paso a 'Bobby Jean' y 'Twist and shout'. Después de todo, no tan lejos de The River y de sus afluentes, acudiendo a inagotables fuentes de vida.