46ª EDICIÓN DEL FESTIVAL ALEMÁN

El cine que retrata la violencia sacude Berlín

Forest Whitaker es un asesino convertido al islam en 'Two men in town'

Forest Whitaker, ayer, en el Festival de cine de Berlín.

Forest Whitaker, ayer, en el Festival de cine de Berlín.

NANDO SALVÀ

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Que el camino de la violencia tiene multitud de accesos pero carece de salidas quedó ayer demostrado en el concurso de la Berlinale a través de dos títulos que comparten ese asunto pero en todo caso son dispares tanto en intenciones dramáticas como en resultados artísticos: por un lado, Two men in town, de Rachid Bouchareb; por otro, '71, de Yann Demange.

La primera de ellas no es más que una nueva variación de un arquetipo narrativo: el del criminal que trata a toda costa de permanecer alejado del mal camino pero que se ve irremediablemente empujado de regreso a él. Aunque oficialmente inspirado en Dos hombres en la ciudad (1973), el director franco-argelino trata de hacerse suyo el relato decorándolo con los temas sobre los que se sostiene su carrera. Por un lado, inmigración: la película transcurre en un Nuevo México lastrado por el tráfico de espaldas mojadas. Por otro, islamismo: el exasesino protagonista, encarnado por Forest Whitaker, sale al mundo tras una larga estancia en prisión durante la que se hizo musulmán.

SOLEMNIDAD INTOLERABLE / Ni por un segundo dudamos de que, por mucho que intente evitarlo, este hombre acabará con las manos manchadas de nuevo de sangre, pero eso no debería ser necesariamente un problema. Sabemos que Jesse James morirá al final de El asesinato de Jesse James (2007), y aun así es una obra maestra. El verdadero problema es que, pese a que haga gala de una solemnidad a ratos intolerable, Rachid Bouchareb se ajusta en todo momento al molde: no saca punta a la situación que su premisa plantea -por ejemplo, ¿cómo reaccionaría un pueblo de paletos ante la conversión al islam de uno de ellos en la América posterior al 11-S?-, ni trata de dejar atrás la tosquedad formal que mostró en películas previas como Días de gloria (2006) o London River (2009).

Teniendo en cuenta el poco jugo que el cine español le ha sacado al problema de  ETA en el País Vasco, a uno se le ponen los dientes largos al comprobar cuántas buenas películas se han hecho sobre la historia de violencia en el Ulster. Sin ir más lejos, Paul Greengrass obtuvo aquí el Oso de Oro en 2002 con Domingo sangriento. Es poco probable que '71 corra la misma suerte, pero sin duda dará que hablar.

Un soldado británico joven e inexperto es accidentalmente abandonado por su unidad tras unos disturbios en las peligrosas calles de  Belfast de 1971, y lo que le sucede a partir de entonces hace que el pelele de Jo, qué noche (1985) parezca un tipo con suerte. Pero aquella película de Scorsese era una comedia y esta ópera prima de Yann Demange, ejercicio impecable de creación de una atmósfera de tensión sostenida, no es sino el recordatorio de una tragedia: la brutal sinrazón que convirtió la región en zona de guerra durante décadas.