El Versalles de Le Brun resurge en CaixaForum

Charles Le Brun (1619-1690) fue primer pintor del rey de Francia, Luis XIV, desde 1663 a 1683. Y fue también promotor y director de la Manufactura de los Gobelinos. Todo ello reportaba al artista una pensión de 12.000 libras, un sueldo que no estaba nada mal en esos tiempos y un estipendio que el soberano quiso recuperar de alguna manera tras la muerte del creador. Así que una vez traspasado, Luis XIV optó por requisar toda su obra y la envió a las colecciones reales. Un acto de cicatería, el del soberano, pero que fue la suerte de la obra de Le Brun. Si su trabajo no se hubieran incautado, los cartones que el francés realizó para la Galería de los Espejos y la Escalera de los Embajadores del Palacio de Versalles se hubieran destruido, pues se consideraban herramientas de trabajo que no merecían guardarse.

En lugar de ello se enrollaron y se almacenaron. La mayoría de los 350 cartones preservados han permanecido así hasta la actualidad que se han restaurado. Treinta y siete de estos, más otras 41 piezas –dibujos y grabados-, se muestran por primera vez como conjunto en ‘Dibujar Versalles’, la exposición que CaixaForum despliega en sus salas hasta el 14 de febrero. “Se trata de un material extraordinario y desconocido que permite admirar el virtuosismo de Le Brun para dibujar, su talento para construir escenas y su minuciosidad en los detalles”, apunta Elisa Durán, directora adjunta de la Obra Social de La Caixa. Y de un material tan frágil que solo puede exhibirse durante tres meses. Tras la exposición volverá al Louvre para permanecer sellado durante tres años. En Madrid, donde viajará la muestra, se exhibirán otros cartones diferentes. Y en Francia no se podrán ver en la exposición que el Louvre de Lens le dedicará al pintor real en mayo.

Cuando en 1862 Luis XIV decidió trasladar la corte de París a Versalles, encargó a Le Brun el proyecto, este contrató a los mejores artistas de todas las disciplinas para vestirlo y se guardó para él la decoración de dos de las salas principales: la Galería de los Espejos y la Escalera de los Embajadores. Ambas reproducidas en ‘Dibujando Versalles’ con una escenografía que permite disfrutar de los cartones, ejecutados a escala humana, y saber cuál fue su destino en las paredes y techos una vez los dibujos se hubieron traspasado. Ya que el objetivo de los cartones no era otro que funcionar como plantillas para la pintura final, unas veces sobre tela y otras directamente sobre yeso. En Versalles había de todo, con preferencia por la tela para las grandes piezas monumentales de La Galería de los Espejos.      

PODER ABSOLUTO

La Escalera de los Embajadores, realizada para impresionar a las visitas de Luis XIV, fue destruida en 1752 pero se conoce su aspecto por grabados de la época y por copias, como la que hizo Luis II de Baviera en el Palacio de Herrenchiemsee. “Es como un arco de triunfo. Una fiesta en honor al Rey tras sus victorias militares”, apunta Gady. Una representación monumental para gloria del monarca absoluto en la que aparecen alegorías de los continentes y los dioses de la antigüedad. “Una puesta en escena muy teatral”, sostiene la comisaria.

 Tan teatral como la Galería de los Espejos, que narra la epopeya del reinado de Luis XIV desde que decide, en 1661, gobernar por sí mismo hasta la guerra de Holanda, en 1678. Para hacerlo, Le Brun, por orden real, abandonó la manera tradicional de representar el rey: encarnado en Apolo o Hércules y le puso al mismo nivel que las divinidades. Poder absoluto.