ENTREVISTA CON EL Escritor

Carlos Zanón: "En la frontera las cosas crecen mejor"

El escritor barcelonés Carlos Zanón, en un céntrico hotel barcelonés.

El escritor barcelonés Carlos Zanón, en un céntrico hotel barcelonés.

ELENA HEVIA
BARCELONA

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No hay detectives ni policías con placa en las novelas de Carlos Zanón (Barcelona, 1966). En eso son parecidas a las de Jim Thompson o Horace McCoy, pura violencia seca y restallante aliñada con drogas, violaciones e incestos. Pero en el caso del barcelonés hay un plus de cercanía y compasión. Chico del Guinardó, último autor de culto de la serie negra, Zanón ha escrito su tercera novela, 'Yo fui Johnny Thunders' (RBA), como se escribe la letra de una canción. No en vano su protagonista quiso ser una estrella del rock, rozó el cielo y hoy es puro desecho.

-¿Alguna vez se ha preguntado de dónde procede su interés por la violencia? 

-Hay dos tipos de violencia. La del que se rebela porque está harto de que siempre le den en el mismo sitio y la del matón, el poderoso. Mis novelas hablan de ambas. Dicho esto: puedo asegurar que no siento la menor fascinación por ninguna de las dos.

-¿La Barcelona canalla que aparece en su novela es real o un puro invento?-Digamos que es verosímil. Es una recreación de la noche noctámbula barcelonesa pasada por el tamiz de los recuerdos. Entre otras cosas, quería describir esa sensación de cuando ya estás un poco tocado y todo te parece posible.

-¿Y esa Barcelona le gustará a los políticos?-Bueno, no es una ciudad amable, pero es un lugar donde vive la gente, sea de donde sea y venga de donde venga. Chinos o paquis. De esa fricción nacen los conflictos, las amistades y las historias. Además no estoy muy seguro de que los políticos lean.

-Uno de sus personajes quiere independizarse pero no acaba de saber muy bien de qué.

-La novela negra siempre ha sido coyuntural, eso es algo que supo hacer muy bien Vázquez Montalbán. Yo apenas me he limitado a captar unas pocas polaroids sobre la actualidad, pero no me interesaba hacer un panfleto. Para dar opiniones ya hay otros géneros.

-¿Reivindica su castellano mestizo?

-Yo hablo el castellano que se habla en Barcelona, muy contaminado del catalán, con errores que a algún crítico de Madrid le han puesto los pelos de punta. Pero para explicar esta realidad está bien que sea así, que sea el castellano de Marsé o de Casavella, un idioma fronterizo que me gusta mucho porque en la frontera las cosas crecen mejor.

-¿En qué medida escribir esta novela en el contexto de la crisis la ha hecho todavía más negra?

-En Tarde, mal y nunca, mi primera novela, mis protagonistas vivían en un barrio muy deprimido pero no tenían problemas económicos. Si la escribiera hoy eso ya no podría ser. Por eso Yo fui Johnny Thunders es socialmente mas desesperanzada. En mi barrio, el Guinardó, cuando los súpers cierran hay colas de personas, personas con el aspecto de mi madre, que esperan a recoger los alimentos caducados.

-Quiso ser músico de rock, incluso tuvo un grupo... 

-Pero éramos malísimos. Aunque toqué en el Magic, como Francis, mi protagonista.

-¿Y qué fue primero, escribir poesía o letras de canciones?

-No sabría decirlo. Mis primeros poemas nacieron cuando tenía 11 o 12 años al imaginar posibles letras a las canciones que me oía en la radio. Más tarde descubrí a Lou Reed, en un disco de segunda mano con las letras traducidas, y fue una revelación.

-Así que ha llevado ese sentimiento a esta novela.-Sí, en este sentido es mi trabajo más personal. La conexión con la música era algo que solo yo podía contar.

-¿Francis se parece a alguien real?-Personifica el mito y el tópico del rock and roll. Físicamente me lo imaginaba como Antonio Vega. Lo imaginé como una alternativa de mí mismo. Cómo hubiera podido ser mi vida si  si hubiera tomado determinadas decisiones.