ESTRENO

El 'Candide' de Bernstein llega al Liceu de la mano de un discípulo del genio

John DeMaine, un experto en musical, ópera y música sinfónica, dirige la versión concierto de esta opereta

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Marta Cervera

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Conocer al compositor de una obra siempre es útil a la hora de dirigirla. El maestro norteamericano John DeMaine (Youngstown, Ohio, 1944), que dirigirá este jueves y sábado la versión concierto de Candide en el LiceuCandide, tuvo la suerte de conocer a Leonard Bernstein, de cuyo nacimiento se celebra este año el centenario, autor de esta opereta inspirada en el título homónimo de Voltaire. Es la primera vez que llega al coliseo, aunque se vio una versión catalana en el Romea, en 1996, dirigida por Xavier Albertí.

El título de la obra es el nombre del protagonista, un hombre cándido, que siempre ve el lado positivo de las cosas. Con ella Voltaire se rio de las teorías de Leibniz y de los filósofos en general y no dejó títere con cabeza pues satirizó el ejército, la religión, los teólogos y los políticos. No es extraño el escándalo que causó su publicación en 1759.

El tenor Paul Appleby es Candide y la soprano Meghan Picerno encarna a su enamorada Cunegonde, mientras que el bajo Kevin Burdette interpreta al doctor Pangloss (también a Martin) y el veterano tenor Chris Merrit es el gobernador (además de Vanderdendur y Ragotski). Completan el reparto Josep Ramón Olivé (Maximilian / Capitán), Doris Soffel (vieja dama) e Inés Moraleda (Paquette).  

Ofrecerán la versión escocesa, la misma que Bernstein dirigió un año antes de morircon la London Symphony y June Anderson, Christa Ludwig, Nicolai Gedda, entre otros. “La diferencia es que esta no será tan personal", apunta DeMaine, un experimentado director que ha logrado hacer carrera tanto en el mundo de la música sinfónica como en la ópera y el musical. "Esta versión incluye toda la música de Lennie [Leonard Bernstein] pero la narración que conecta los diversos pasajes no es exactamente lo que él decía desde el podio y lo explica narrador para ayudar al público a situarse y a seguir esta pieza basada en una novela picaresca con mucha fantasía”, explica el director, titular de la Sinfónica de Madison (Wisconsin) desde hace 20 años. En el Liceu el actor Jordi Boixaderas ejercerá de narrador, en catalán. El resto será en el inglés original. Como siempre el público dispone de un sistema de subtítulos en diferentes idiomas en las butacas.

Sofisticada y divertida

Estrenada en 1957, la música de Candide gustó, no tanto la adaptación de la novela, que se fue cambiando. Hay cinco versiones de esta obra. Para DeMaine, Candide siempre ha sido especial. "Cuando llegué a la Julliard School en 1962 ya era un clásico y lo escuchábamos todo el tiempo junto a la grabación de Furtwangler y Dietrich Fischer-Dieskau del ciclo de lied ‘Eines fahrenden Gesellen (Canciones para un compañero de viaje)', de Mahler", recuerda el director. "La música de Candide era mágica. Nunca hubieras imaginado que algo así, tan sofisticado pero a la vez tan divertido, sonaría en Broadway". Y compara lo que logró Bernstein con esta pieza con lo que años antes había conseguido George Gershwin con Porgy and Bess, obra también muy ligada a la carrera de DeMaine que consiguió un Grammy con la grabación que hizo de su versión con la Ópera de Houston.

Candide es una obra europea en su concepto. Recuerda a la Sinfonía Clásica de Prokofiev porque es música clásica pero divertida y llena de cosas inesperadas. Y como Carmen y esas obras que se estrenaron en la Ópera Cómica de París tiene ritmos bailables muy contagiosos”. A la vez, la partitura es muy inteligente. “Tiene interesantes armonías y rangos cromáticos pero siempre hechos de tal forma que hacen la obra asequible a un público amplio”. Él era un experto en conectar con la gente a través de su música.

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