Ideas

Buenos y malos

RAMÓN DE ESPAÑA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

L a guerra civil española (y sus consecuencias) es un tema tan bueno como cualquier otro a la hora de construir una ficción literaria o cinematográfica. El problema viene cuando ese tema se convierte en una especie de subgénero maniqueo y previsible, protagonizado por buenos buenísimos (los republicanos) y malos malísimos (los franquistas), trufado de obviedades (muchas gracias, pero ya intuíamos que el general Franco era de aúpa) y que, a la postre, solo constituye el negativo de la visión del asunto que tenía el inefable José Luis Sáenz de Heredia, director de Raza o Franco, ese hombre.

Afortunadamente para nosotros, dos productos culturales de reciente facturación se han tomado la molestia de apartarse del camino marcado por Ken Loach o Almudena Grandes para ofrecernos una visión nueva, y hasta cierto punto común, de nuestra tragedia nacional por antonomasia. Me refiero a la novela de Eduardo Mendoza Riña de gatos. Madrid, 1936 y a la película de Álex de la Iglesia Balada triste de trompeta.

Frente al personaje habitual del Buen Republicano, Eduardo Mendoza y Álex De la Iglesia optan, cada a uno a su manera, por el del pobre infeliz metido en un fregado que le supera -como hizo hace algunos años José Sanchis Sinisterra en su Ay, Carmela- y que solamente quiere seguir con lo suyo mientras el mundo entero se desploma a su alrededor.

Eduardo Mendoza elige a un buen chico inglés, algo tarambana y pusilánime, que solo vive para Velázquez mientras se hace cruces del país que lo vio nacer. Álex De la Iglesia, por su lado, opta por el gremio de los payasos y se centra en el amor desesperado de uno de ellos, cuyo padre acabó construyendo muy a su pesar el Valle de los Caídos, por una trapecista para retratar de manera esperpéntica la España de Raphael, Kojak y Carrero Blanco.

Escritor y cineasta se apartan de la ortodoxia y recurren a un humor más o menos bestia para mostrar su desesperación por la historia de este bendito país. El circo real de Balada triste de trompeta es metafórico en Riña de gatos, donde José Antonio Primo de Rivera acaba ejerciendo de payaso tonto y Francisco Franco de payaso listo.

¿Y vosotros de qué circo sois?, les pregunta Carlos Areces a los etarras que acaban de eliminar a Carrero Blanco. Pregunta lógica que acaba respondiendo un secundario de la trama cuando exclama: ¡Este país no tiene remedio!