CRÓNICA DE CONCIERTO

Bruno Mars, una gran fiesta retroactual en el Estadi Olímpic

El artista pop-funk volvió a sacar en Barcelona su artillería de 'hits' con referencias ochenteras y noventeras

Bruno Mars, en un concierto en Tokio, dentro de la gira que este miércoles ha pasado por Barcelona

Bruno Mars, en un concierto en Tokio, dentro de la gira que este miércoles ha pasado por Barcelona / periodico

Juan Manuel Freire

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La sesión de DJ Rashida no estaba nada mal, trufada de 'hits' R&B noventeros como los que han inspirado a Bruno Mars en su último disco, pero eso no compensaba a las 54.000 almas reunidas en el Estadi Olímpic Lluís Companys: pasados diez minutos de la hora convenida para el inicio de Mars, su público ahogaba bajos y 'beats' y armonías dulzonas con silbidos.

Pero Rashida siguió haciendo su trabajo, a pesar de la oposición de un estadio casi lleno. Y con esmero, 'scratches' incluidos. Tirando de Ol' Dirty Bastard y rescatando imágenes de la comedia rap de 1990 'House party'. Buscando el perdón con James Brown y Eric B. & Rakim. Pero nada, poco éxito. La difícil prórroga de la 'dj' angelina se extendió hasta algo más de la media hora, cuando unas cortinas blancas cubrieron brevemente el escenario.

"Habéis estado esperando tanto, tanto, tanto tiempo...", canta Mars con voz filtrada en el prólogo, una letra que esta noche tiene doble sentido. Pero todo se perdonó con el primer latido de 'Finesse', 'new jack swing' de primera clase, digno del Bobby Brown de la buena época, acompañado por fuegos artificiales y las coreografías contagiosas de Mars y sus coristas: la mejor 'boyband' imaginable. Siguió '24k magic', con nuevos despliegues de mascletà, más baile, todo bastante ruidoso y a la vez deliciosamente leve.

Tras el rastro de James Brown y Prince

"Barcelona, qué guapa estás, es fantástico volverte a ver", dijo el hawaiano para recordarnos que no ha dejado de ser el seductor de sus primeros tiempos. Sin entretenerse mucho, se lanzó a por una 'Treasure' casi atropellada, pero todavía cerca de los bpm más habituales en la música disco de los 70, esa que servía para ligar y que los cuerpos se acercaran, no como tanta 'dance music' actual. A la altura de la funk 'Perm', Mars sudaba copiosamente, algo muy apropiado si tenemos en cuenta que en ese tema su modelo claro es James Brown. 

Para coger fuerzas, el ídolo se sentó y pidió que fuera el público quien saltara. Él lo hizo, aunque sentado, apoyado por su participativa banda. Después, hubo un momento de relativo 'impasse' con el medio tiempo 'Calling all my lovelies', salpicado por un solo de guitarra a lo Prince y una llamada de Mars a su amada para decirle (en castellano) "te quiero mucho, cariño". Mejor canción es 'That's what I like', que no cuesta imaginar cantada por Janet Jackson, a la que, por cierto, ayudará en su nuevo disco.

Momento 'sexi'

Un saxo untuoso introdujo el 'sexytime' 'Versace on the floor', su oportunidad para lucirse como vocalista ante un mar de linternas de móvil. El ritmo se aceleró con una 'Marry you' especialmente guitarrera, con desembocadura casi ska e interpolación de una parte del solo del 'Purple rain' de su ídolo Prince. 'Runaway baby' pasó por las más diversas fases, incluyendo un momento realmente efectivo en que se pasó de un baile casi a oscuras, solo acompañado por el bajo, a una explosión de color con toda la banda. 

'When I was your man', su 'Sorry seems to be the hardest word' (Elton John), dio paso, tras un solo de teclados medio desconcertante, a la más dinámica 'Locked out of heaven', inicio de una triada final de 'hits' que completaron la algo empalagosa pero aceptable 'Just the way you are' y, por supuesto, 'Uptown funk'. Mars no varió apenas el guion establecido, sin sorpresas pero tampoco baches serios: 'entertainment' pop bien engrasado con influencias canónicas bien asimiladas.