el nacimiento del tenis espectáculo

Borg vs McEnroe: hielo contra fuego, un 'beatle' contra un 'stone', el duelo definitivo

Los dos ases de la raqueta hicieron de sus batallas en la pista de tenis mucho más que una rivalidad deportiva

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Jaume Pujol-Galceran

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"¿Te has vuelto loco?", dicen que le recriminó John McEnroe a Bjorn Borg cuando  llamó a su rival al saber que había puesto a subasta los trofeos más prestigiosos de su carrera, entre ellos el que ganó en 1980 en la final de Wimbledon que ambos jugaron en el All England Tennis Club de Londres, considerado como el mejor partido de la historia del tenis moderno. Era el año 2006 y el exnúmero 1 mundial sueco aseguraban que estaba agobiado por sus problemas económicos.

Borg negó que estuviera arruinado. "Es ridículo que nadie pueda pensar que vendo mis trofeos para sobrevivir o salvar a mi familia. Tengo muchos trofeos y no puedo mantenerlos en orden en casa, así que pensé que algún coleccionista querría tenerlos. Son los símbolos de mis victorias, el recuerdo de que hubo un tiempo en que fui el mejor jugador del mundo, eso  nadie me lo quitará", decía al diario danés 'Expressen' para explicar la razón por la que hacía esa subasta que, finalmente, no se llevó a cabo. McEnroe, su gran rival en la pista, aseguran que le convenció.

Borg (Sodertalje, 1956) y McEnroe (Wiesbaden, 1959) han sido polos opuestos con una raqueta en la mano y en su comportamiento deportivo. Frío, metódico, sin un gesto de alegría o rabia visible en su rostro cuando jugaba. Letal con su derecha y un revés a dos manos que ha hecho escuela, 'Iceman', como bautizó la prensa al tenista sueco, era el contraste de 'Big Mac', descarado, con una actitud rebelde -insultos a los árbitros, raqueta rotas, enfrentamientos con el público-, tan anárquico como espectacular en su juego, siempre al ataque subiendo a la red para volear con su mágica zurda, de derecha o revés.

Protegido como un 'beatle'

McEnroe y Borg marcaron una época en el tenis que desbordó el interés deportivo y traspasó sus éxitos y su vida fuera de los límites de una pista. La aparición de Borg, ganador de 11 Grand Slams (6 Roland Garros y 5 Wimbledon, consecutivos), revolucionó tanto el juego como la estética de un deporte anclado en la tradición de los legendarios campeones australianos Rod Laver, Kent Rosewall o John Newcombe. Su rubia melena y la cinta con la que Borg recogía el cabello convulsionaron a los jóvenes aficionados desde que debutó con 17 años en Wimbledon. Fue el primer tenista que tuvo que ser protegido por miembros de seguridad de los torneos ante el acoso de los fans que lo veían como un quinto 'beatle' ( o sexto, si contamos al gafe Pete Best) que jugaba al tenis.

Entre 1972 y 1981, cuando ganó su último Roland Garros, el dominio de Borg llegó a ser implacable. El tenista sueco ganó 64 títulos en una corta carrera en la que estuvo de número 1 mundial 109 semanas. Su imagen atípica lo convirtió en un icono del deporte, con contratos millonarios que multiplicaban por diez los ingresos en premios en la pista.

La aparición de McEnroe, a finales de los 70, sucediendo a otra estrella rockera como Jimmy Connors, rival directo también de Borg, con cara de niño malo, rebelde, también con una cinta en la cabeza que rodeaba una melena rizada, que era el contrapunto a la educación de un juego de caballeros, revolucionó el panorama. Era un 'rolling stone'.

La final de las finales

McEnroe ganó 77 títulos (más 70 en dobles) en una carrera que comenzó en 1977 y acabó en 1992, con 7 Grand Slams (3 Wimbledon y 4 Abiertos de EEUU), además de 170 semanas como número 1 mundial. Y la gran batalla por la supremacía tuvo su escenario perfecto sobre la hierba de Wimbledon en esa final de 1980. Un partido en el que se enfrentaban al número 1 mundial contra el 2, un duelo de estilos de juego, un enfrentamiento entre dos campeones totalmente contrapuestos. La final de las finales. Un guión con todos los ingredientes para la mejor película .

 "Uno de los únicos partidos en que sentí que había algo increíble en juego. Una energía única, un momento especial... Todavía ahora me preguntan más por ese partido que por cualquier otra cosa", ha destacado el propio McEnroe que, en su carrera, disputó 14 duelos contra Borg, repartiéndose las victorias.

Aquella final se jugó el 5 de julio de 1980. Se impuso Borg en cinco sets por 1-6, 7-5, 6-3, 6-7 (16-18) y 8-6, con un espectacular y emocionante 'tie break' en el cuarto set que duró 22 minutos y se apuntó su rival estadounidense, que cayó en el quinto y decisivo set tras 3 horas y 53 minutos de partido. Borg volvía a recibir la copa dorada de la mano de la duquesa de Kent. Sería la quinta y la última. "Ahora ya puedo salir y emborracharme, la próxima vez ganaré al barbudo ese", despotricó McEnroe. Y cumplió la promesa al año siguiente venciendo a Borg en la final por 4-6, 7-6, 7-6 y 6-4. El ciclo estaba cerrado. Borg no volvió a Wimbledon, meses después se retiraría con 27 años. "Podría haber ganado más torneos, y algún Grand Slam más, pero perdí la motivación", ha explicado después sobre aquella retirada inesperada.

Tumultuosa vida

Borg quería disfrutar de la vida, los lujos que se había ganado con su trabajo en la pista. No tuvo el mismo éxito. Se fundió su fortuna en excesos de todo tipo. Se casó con la extenista rumana Mariana Simionescu tras ganar su último Wimbledon (1980-1984), pero pronto se enamoró de la modelo sueca Jannike Björling, con la que tuvo a su único hijo (Robin), para caer después en los brazos de la cantante italiana Loredana Berté (1989-1993) que recientemente, en unas explosivas memorias, le acusó de "cocainómano" y de querer suicidarse. La intempestuosa relación se rompió y después de una convivencia con la estadounidense Kari Bernhardt, Borg se casó por tercera vez (2002) con Patricia Östfeld, una empresaria inmobiliaria sueca.

Una tumultuosa vida rosa de la que tampoco ha escapado su máximo rival McEnroe que estuvo casado con la actriz Tatum O’Neal (1986-1992), con la que tuvo tres hijos (Kevin, Sean y Emiliy), y posteriormente con la cantante de rock Patty Smyth (no confundir con la cantante de punk rock Patti Smith), con la que vive en Nueva York y con la que ha tenido dos hijos (Ava y Anna), también con episodios de drogas y peleas matrimoniales.

Pero mientras Borg ha empezado a verse de nuevo en los palcos de los torneos en los útimos años, McEnroe nunca ha dejado de estar ligado al tenis, como capitán de Copa Davis, participando en torneos de veteranos y haciendo de incisivo comentarista televisivo de unos jugadores a los que aún sueña enfrentarse y que seguro vendería su alma al diablo para "entrenar como ellos porque sé que, con su edad -dice-, podría ser mejor que ellos".