Bodas de oro de Tropicália

CRÓNICA Caetano Veloso y Gilberto Gil revisaron 50 años de canciones en el Liceu

Caetano Veloso (izquierda) y Gilberto Gil, el lunes en el Gran Teatre del Liceu.

Caetano Veloso (izquierda) y Gilberto Gil, el lunes en el Gran Teatre del Liceu.

JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA

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Ahora que resurge el debate sobre el anglocentrismo de la música, es oportuno recordar que Caetano Veloso y Gilberto Gil demostraron hace mucho que se podía ser moderno y a la vez apegado a la cultura popular de un país, Brasil, y lograr un reconocimiento global. Un logro que ambos comenzaron a tramar 50 años atrás, en los albores de Tropicália, un movimiento pop surgido de un país en desarrollo. Ambos evocan ahora esa efeméride en la gira Dois amigos, um século de música, que depara noches de disfrute ante un repertorio inmenso, como la del lunes en el Liceu, dentro del Guitar BCN.

Recital a cuatro manos, sin banda (como en 1994 en el Poble Espanyol), con lo cual podías echar de menos arreglos originales pero apreciar, en cambio, la expresividad pura de ambos cantautores, sus voces en delicado compadreo y los dotes como guitarrista, especialmente, de Gilberto Gil. Sorprende que el repertorio de esta gira sea fijo, ya que, con las manos libres como las tienen cada noche, bien podrían dar más margen a la espontaneidad. Pero la estabilidad del temario aseguró la alta definición de las interpretaciones, comenzando por esos Back to bahía y Coraçao vagabundo que abrieron el recital con las voces solistas respectivas de Gil y Veloso, rigurosos en su democrático reparto del material.

Recorrido vital

A partir de ahí, una antología a través del cual se podían seguir las estaciones vivenciales de ambos músicos: los inicios revoltosos (Tropicália), los días del exilio en Londres (Nine out of ten, que evoca el descubrimiento del reggae por parte de Veloso), la superación de la saudade por la vía del rock'n'roll (Expresso 2222), las amistades con Maria Bethania y Gal Costa en el colectivo Doces Bárbaros (Sao Joao, xango menino)... De la dulce samba de Eu vim da Bahia a la melancolía de Super homem.

Mientras Gil no se apartó de sus canciones (álgidas Toda menina baiana, Nossa gente y Filhos de Gandhi), Veloso pilotó piezas ajenas forzando su fondo romántico, a un milímetro de la parodia: Tonada de luna llena, de Simón Díaz, con falsete y en castellano, y la balada italiana Come prima. El bis solo contemplaba una pieza, la mayúscula Desde que o samba é samba (ante la que un día se rindió Joao Gilberto), pero la pareja se soltó con Domingo no parque, A luz de Tieta, Palco, O leaozinho y una versión de Three little birds, de Bob Marley. Otra voz del sur que, como un día hicieron ellos, también se comió el mundo.

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