CRÓNICA DE FESTIVAL
La Bien Querida pone broche de oro a la música de la Mercè
El grupo de Ana Fernández-Villaverde brilla en la jornada final indie en la Antiga Fàbrica Damm
Juan Manuel Freire
Periodista
Periodista y crítico cultural.
Juan Manuel Freire
¿Puede el pop independiente renovar su público en pleno reinado de reguetón, trap y demás sonidos urbanos? La clausura indie de la Mercè en la Antiga Fàbrica Damm estaba este lunes (super)poblada de veteranos alternativos y su joven descendencia; pocos adolescentes, pocos veinteañeros; mucho público de cuatro años y mucho de cuarenta, pero poco con una edad a medio camino entre esos dos extremos.
La resistencia indie demostró orgullo de clase: jaleó a conciencia, a primera hora de la tarde, a Hazte Lapón, banda que sueña con los 90 (del noise-pop al folk según los primeros Belle and Sebastian) en canciones de letras existenciales y autoflagelatorias. Al parecer pronto se van a acabar, pero antes han lanzado un magnum opus en dos volúmenes ('La vida adulta') cuyo repertorio han defendido en la Damm con especial intensidad, sin miedo al crescendo ni el gallo ni la densidad eléctrica, esto último sobre todo a la altura de la canción titular del doble disco.
Manuel González y Saray Botella, núcleo de Hazte Lapón, deben conectar una barbaridad con La Estrella De David: el proyecto personal de David Rodríguez (ex Beef y Bach Is Dead, miembro de La Bien Querida) también se basa en letras un poco graciosas, un poco tristes, algo absurdas y con algo de costumbrismo ácido.
Su próximo disco, 'Consagración', tiene por otro lado canciones de amor tan poco irónicas como la que le da título, escrita por el crítico de musica de este diario Luis Troquel, hoy presente entre el público. Ese tema fue el cierre solemne (casi litúrgico) de una actuación casi siempre divertida, a ratos folclórica ('La catalana'), otras veces gainsbourgiana ('La canción protesta') y en algún momento hasta épica (el hit 'Noches de Blanco Satán', muy Planetas).
Más que bien querida
Hubo tres cuartos de hora de espera (quizá excesivos) entre actuación y actuación, algo que tuvo especialmente poco sentido antes de La Bien Querida, porque casi todos los músicos son los mismos de La Estrella De David. Con la llegada al escenario de Ana Fernández-Villaverde llegó el calor humano a su máxima expresión, e hizo falta renunciar a las primeras filas para poder bailar el luminoso repertorio de 'Fuego' con cierta libertad.
El grupo suena cada vez mejor cohesionado. Si ya estuvieron espléndidos en diciembre en La [2] de Apolo, el lunes han sonado más poderosos, más sólidos, más fluidos. Arrancaron con una gran 'Permanentemente', bordaron 'Arenas movedizas' y, a la altura de '9.6' o 'Muero de amor', reafirmaron su voluntad de seguir investigando en sus propias canciones; gran final posrock para la segunda. El clímax fue la electro-cumbia '7 días juntos', con David Rodríguez sustituyendo a Joan Miquel Oliver.
Cerró la jornada La Plata, banda valenciana muy joven pero muy eléctrica, amiga por igual de la new wave y del poshardcore. Su primer disco se llama 'Desorden', pero con ellos el caos es solo aparente y la furia algo, en realidad, matemático. Intensidad e inteligencia totales.
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