FESTIVAL DE CINE DE BERLÍN

Robert Pattinson, cómo huir de la propia sombra

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zentauroepp42134458 ber601 berl n alemania 16 02 2018 el actor brit nico r180216184418 / EFE / PHILIPP GUELLAND

Nando Salvà

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Las habilidades actorales de Robert Pattinson son algo sobre lo que sigue sin haber consenso, pero hay una cosa que nadie cuestiona: el británico ha peleado duro para sacudirse de encima la imagen de ídolo 'teen' que le fue adjudicada al principio de su carrera. Desde que completó la saga 'Crepúsculo', lo hemos visto aparecer como secundario en proyectos de prestigio –'Maps To The Stars'; 'Z, la ciudad perdida'-, hacer cine 'arthouse' que casi nadie llegó a ver –'La infancia de un líder', 'Good Time'— y participar en películas que preferiríamos no haber visto –'Recuérdame', 'Agua para elefantes'-; y de algún modo, a lo largo de tan poco comercial trayectoria se las ha arreglado para retener su condición de peso pesado de las alfombras rojas.

Después de todo, él es lo único que justifica no solo la expectación generada por la presentación de 'Damsel' en la Berlinale sino la presencia misma de la película en la competición por el Oso de Oro. "No me importaría volver a trabajar en una superproducción de Hollywood; el problema es que cuanto más vale una película más gente hay encima de ti diciéndote cómo tienes que hacer las cosas", explica Pattinson durante su encuentro con la prensa. "En películas pequeñas como esta, en cambio, tienes más posibilidades de tomar riesgos y experimentar".

Loco de amor, loco de atar

'Damsel', en efecto, se esfuerza por ser rara, principalmente de dos maneras: en primer lugar, juega al despiste sobre cuál es la historia que quiere contar y cuál de sus personajes es el centro moral; digamos que, sobre el papel, habla de un joven mitad loco de amor mitad loco de atar –Pattinson, impecable en 'modo tarado'— que cruza el lejano oeste para liberar a su novia secuestrada, y que al encontrarse con ella descubre que las cosas no son como imaginaba.

"Cuanto más vale una película, más gente te dice cómo tienes que hacer las cosas", afirma el actor

En segundo lugar, los directores David y Nathan Zellner parten de esa premisa para subvertir con voluntad guasona las convenciones del wéstern. Por un lado, llenan el relato de imágenes absurdas: un pianista que teclea con muñones, un hombre al que disparan en la cabeza mientras orina y que sigue orinando una vez muerto, un caballo enano; por otro, a través de un gag que resulta francamente gracioso la primera vez –en parte por el giro argumental que provoca- y que lo es cada vez menos a medida que se va repitiendo sin cesar.

Mientras avanza, asimismo, 'Damsel' llega a parecerse a comedias como 'Scary Movie', 'Epic Movie' o 'Disaster Movie', basadas en la parodia de diferentes géneros cinematográficos, aunque carece de la convicción necesaria para abrazar la estupidez. Los Zellner, en cambio, han citado referentes como 'Los profesionales', de Robert Altman, o 'Johnny Guitar', de Nicholas Ray. No les queda nada.

Un Rambo con hambre

Por lo que respecta al resto de aspirantes al palmarés, la jornada ha ofrecido una de cal y otra de arena. Ambientada en la hambruna que azotó Irlanda en 1847, 'Black 47' cuenta la historia de un soldado que deserta del ejército británico para reunirse con su familia y que, tras ser testigo de los abusos cometidos sobre su gente, se arroja a una espiral vengativa que lo convierte en una versión especialmente hierática de John Rambo –el actor James Frecheville consigue pasarse la película sin mover un músculo facial-. El director Lance Daly ni logra insuflar al relato el ritmo o la energía necesarios para hacerlo funcionar como cine de acción ni ahonda lo suficiente en las psicologías de sus personajes como para dotarlo de verdadera trascendencia dramática.

También la cinta paraguaya 'Las herederas' habla de varias cosas a la vez: sanciones administrativas injustas y desigualdades de clase, la vida en las cárceles de mujeres de Asunción y amoríos lesbianos en el otoño de la vida, entre otras. La diferencia es que aquí el director Marcelo Martinessi sí logra mantener todos esos platos girando a la vez, en equilibrio y al unísono, y en el proceso nos hace empatizar con el viaje emocional de una mujer madura para quien perder los muebles, la dignidad y las certezas sentimentales acaba siendo menos un trauma que una liberación.

Un Oscar Wilde con mala letra

Que<strong> Rupert Everett </strong>acabara haciendo una película como <strong>'The Happy Prince'</strong>, 'biopic' sobre <strong>Oscar Wilde</strong>, era solo cuestión de tiempo. A lo largo de su carrera ha protagonizado dos adaptaciones cinematográficas de textos del irlandés, 'Un marido ideal' y 'La importancia de llamarse Ernesto', y se pasó buena parte de 2012 dándole vida al frente del montaje teatral 'El beso de Judas'. El nuevo largometraje, del que Everett es guionista, director y protagonista –y que ahora presenta fuera de concurso en la Berlinale—, retrata el declive del maestro durante su exilio en Francia, tras haber cumplido condena acusado de "indecencia con hombres". Sorprendentemente, lo que propone es un estudio de personaje desenfocado, más interesado en conmiserarse con el personaje que en penetrar en su dañada psicología.