Los estrenos de cine de la semana

De BCN al número 1 de taquilla en EEUU

El filme de terror 'Mamá' nació de un corto hecho en Catalunya en el 2008

Megan Charpentier, muerta de miedo en 'Mamá'. A la izquierda, Jessica Chastain.

Megan Charpentier, muerta de miedo en 'Mamá'. A la izquierda, Jessica Chastain.

NANDO SALVÀ

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«Un fantasma es una emoción sin forma, condenada a repetirse, una y otra vez, hasta que corrija el daño causado», nos asegura un personaje de Mamá, la más destacable de las películas que hoy se incorporan a la cartelera cinematográfica. Sin embargo, el alma en pena que da título a esta coproducción entre Canadá y España dirigida por el argentino afincado en Barcelona Andrés Muschietti no es una emoción sino una auténtica mujer, escalofriante y harapienta, que vive en las paredes y cuya entrada en escena es a menudo anunciada por la aparición de docenas de polillas negras.

Interpretada por Javier Botet, un actor de dos metros aquejado del síndrome de Marfan -entre otros, sus síntomas son una anormal flexibilidad en las articulaciones y una longitud extraordinariamente larga de los miembros— que ya dio vida al maligno en la segunda entrega de [REC], Mamá es sin embargo una terrorista sobrenatural por la que resulta insólitamente inevitable sentir empatía. Ha criado con esmero a su progenie y no está dispuesta a que de repente se la arrebaten. Y, claro está, hará cuanto sea necesario para evitarlo.

GUILLERMO DEL TORO / Número uno de la taquilla estadounidense en el mes de enero, Mamá es una historia de fantasmas, un thriller sobre invasiones domésticas y un drama familiar a partes iguales, y se apoya de forma muy consciente en elementos tradicionales del cine de terror --niños terroríficos, iluminación errática, una obsesión por los insectos y las sustancias pegajosas--. También podría definirse como un cuento de hadas sobre niños en peligro divididos entre guardianes buenos y guardianes malos o, en otras palabras, exactamente el tipo de historia por la que siempre ha mostrado sentirse atraído Guillermo del Toro, ni más ni menos que productor ejecutivo de la película.

Del Toro contactó con el director Andrés Muschietti y su hermana y coguionista Bárbara a través del corto, también llamado Mamá, que estos realizaron en el 2008 en Barcelona, en el que un fantasma enfurecido se enfrentaba a dos niñas. El mexicano decidió apoyar su trabajo y proporcionarles asesoramiento, soporte técnico y financiación, del mismo modo que ha hecho en el pasado con otros cineastas principiantes como Troy Nixey, en No tengas miedo a la oscuridad (2010), y sobre todo J. A. Bayona, en El orfanato (2007). De hecho, Mamá es semejante a esta última y a El espinazo del diablo, que Del Toro dirigió en el 2001, en aspecto y tono y en la mezcla de gráficos elementos sobrenaturales gráficos con impactantes apuntes líricos.

NIÑAS HUÉRFANAS / La película empieza con el relato de una serie de acontecimientos que dejan a dos niñas, Victoria y Lilly, huérfanas y abandonadas en una cabaña remota y aterradora en el bosque, donde serán protegidas y alimentadas -una dieta compuesta de cerezas- por la ya descrita alma en pena. Cinco años después, las niñas son encontradas por una partida de rescate financiada por su tío Lucas (Nikolaj Coster Landau), mugrientas y completamente fieras, y limitadas en sus capacidades para el habla. El hombre, en todo caso, decide hacerse cargo de su reeducación, y contará con la ayuda inmensamente reticente de su novia rockera (Jessica Chastain de morena).

Nada más llegar las niñas al hogar, las puertas empiezan a abrirse y cerrarse solas, las paredes comienzan a emanar insectos vivos, y de vez en cuando una voz incorpórea deja oírse cantando canciones de cuna. Poco después, Lucas acaba hospitalizado tras una caída no particularmente accidental. Convertida así en la única persona a cargo de Victoria y Lilly, Annabel deberá descubrir sus propios instintos maternales latentes a medida que los traumas emocionales de las niñas se le echen encima. Así pues, a través de Annabel Mamá plantea algunas cuestiones pertinentes acerca del anhelo social por la procreación y de la difícil posición en la que se sitúa quien no comparta ese anhelo a pesar de un hecho irrefutable: algunos niños resultan demasiado difíciles de manejar.