CRÓNICA DE CONCIERTO

Ayax y Prok, con el puño en alto

El dúo granadino de rap demostró energía inagotable y respeto a los clásicos en la primera de sus dos actuaciones en Razzmatazz

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Juan Manuel Freire

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Aunque conocidos, sobre todo, como parte del selecto puñado de raperos que ha recibido la atención de la Audiencia Nacional, los granadinos (ahora residentes en Madrid) Ayax y Prok no basan su repertorio solo en la más explícita crítica social. En sus canciones también hablan de amor, familia y música, siempre, eso sí, desde una conciencia de clase obrera que lo convierte todo en político.

Tienen, dicho de otro modo, un cancionero lo bastante variado para marcarse una actuación de casi dos horas sin que asome el tedio. De hecho, el viernes, en Razzmatazz, apenas hubo trasiego entre la pista y la barra, quizá también porque un botellín de agua ya costaba tres dolorosos euros.

Ayuda a la diversión que, al contrario que algunos traperos, ellos no tiren de 'playback' y se dejen realmente el pellejo sobre el escenario. En el caso de Ayax, el mérito es doble porque aún sufre secuelas del encontronazo que sufrió hace una semana con la policía. "No puedo posturear todo lo que me gustaría -dijo al principio- pero ya haré una dedicatoria luego a quienes me lo han hecho".

Esa canción dedicada es 'Polizzia', la del famoso verso "¿De qué sirven los maderos si no es para hacer fuego?". Por ese tema (junto con su videoclip, en el que salían agentes de la Policía Local, grabados sin permiso) acabaron en los juzgados, pero el caso se desestimó en marzo. Los hermanos siguen ahora tocando su éxito en directo. Y cuando dicen eso de "levanta el puño, compañero, si estás hasta los huevos", ningún fan cruza los brazos.

Pero cuidado con sacar el concepto 'one hit wonder' (o 'flor de un solo éxito'). En Razzmatazz los espectadores, en general muy jóvenes, casi tantas chicas como chicos, se saben todas las canciones, incluyendo 'Spirit', extraída del disco que Ayax acababa de sacar ese mismo viernes. Cada pieza se celebra desde el primer 'beat', o mejor, el primer tortazo: los ritmos son de rap hardcore en toda regla, noventero a tope, bajo el claro influjo de Violadores Del Verso. La voz ronca de Ayax puede recordar a Kase.O, aunque también tiene algo del gruñido gutural de Busta Rhymes.

La entrega del dúo es total desde el principio con 'De Graná hasta Maracay' y hasta el final con 'Mi barrio huele a Widow', a pesar de ciertos percances. En el caso de Ayax, al cierto malestar físico se une una mala decisión de vestuario: ese peto vaquero que, allí se da cuenta, "es muy gruesillo". Por otro lado, los focos torraban a los hermanos y a Blasfem, su ‘dj’ de confianza. Quedaba la resignación y, en el caso de los MC, quitarse la camiseta, gesto recibido con sensual entusiasmo por buena parte del público.

En total fueron, lo dicho, casi dos horas de actuación, sin 'playback' a la vista y muchas ganas de gresca pacífica. Quienes quieran repetir o probar, tienen otra oportunidad el 1 de junio en la misma sala. Todavía quedan entradas. Todavía.