LA GRAN CITA BARCELONESA DE LA MÚSICA, LA TECNOLOGÍA Y LA CREATIVIDAD

Un Sónar de gala para celebrar los 25 años

El festival llega a su edición 25ª potenciando el diálogo entre creatividad y tecnología y proyectando a Barcelona como marca asociada a la innovación

Instalación 'Chiasm' de Edwin van der Heide en el interior del Ayuntamiento de Barcelona

Instalación 'Chiasm' de Edwin van der Heide en el interior del Ayuntamiento de Barcelona / periodico

Jordi Bianciotto

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Hace 25 años, cuando el Sónar cocinaba su primera edición, apenas existía internet y los móviles iban como quien dice con manivela, pero ya entonces sus impulsores soñaban con un punto de encuentro que “juntase a familias artísticas que vivían en sus guetos” y en el que “la creatividad fuera un motor de innovación”, recuerda el codirector Ricard Robles. Hoy, el festival, desarrollando aquella tesis, es un fenómeno cultural que dialoga con la tecnología y la industria, y que a través de su oferta de instalaciones, conferencias, eventos en torno a la cultura digital (Sónar+D) y, sobre todo, conciertos, proyecta a la ciudad de Barcelona como referente de modernidad.

La edición de aniversario comienza a andar este jueves (13.00 horas) en los cuatro escenarios de su sede diurna, Fira Montjuïc, jornada que coronará el concierto oficial de inauguración (20.00 horas,  Auditori) a cargo de la OBC y Brad Lubman, rindiendo honores al minimalista Terry RileyEl cierre lo pondrán, el domingo en el Teatre Grec (22.00 horas), otros adscritos al ‘menos es más’, Ryuichi Sakamoto Alva Noto. Y en medio, el desfile de 290 artistas y la sucesión de 230 actividades del Sónar +D, con los seis escenarios de la Fira Gran Via en el carril nocturno. Entre las estrellas, Gorillaz (con Damon Albarn, de Blur), Thom Yorke (cantante de Radiohead), LCD Soundsystem, Diplo 2manydjs.

Uniendo mundos

Aunque las cifras de asistencia del Sónar son aparatosas, con 123.000 personas en la última edición (2.000 por encima del último año de récord, el 2013), los atributos del festival no se circunscriben a la cuantificación. El festival quiere ser un evento de gran formato pero, a la vez, un referente de prestigio en cuanto a innovación y sinergias. Siguiendo el hilo de aquello con lo que suspiraban en 1994, los responsables del festival trabajan por “una interacción entre mundos que han vivido separados”, partiendo de  una realidad cambiante. “Muchos artistas actuales se han formado en relación muy directa con las tecnologías”, resalta Ricard Robles. “Nosotros les proponemos que se encuentren con entidades, colectivos, universidades y empresas de distintas procedencias para que de ahí salgan ideas que puedan generar lugares de trabajo y maneras nuevas de afrontar un proceso disruptivo”.

El modelo de Sónar vende la ciudad frente a plazas adelantadas como Londres, Estocolmo, Amsterdam o Berlín

Concretando, ahí está el Sónar Innovation Challenge (Sónar +D), coorganizado con el Music Technology Group de la Universitat Pompeu Fabra, una plataforma en la que “una compañía grande, como Telefónica Alpha, abre sus códigos y se plantea un reto tecnológico, como crear una herramienta para personas con deficiencia auditiva, y lo va a buscar al mundo ‘hacker’, que tiene una manera de funcionar que puede acelerar el proceso”. Mundos que se encuentran en torno a una idea “con un interés social, más allá de lo gremial”, algo que “hace 25 años era impensable”.

La marca Barcelona

Aunque participar del márketing de Barcelona no forma parte de las competencias naturales del festival, el modelo del Sónar vende la ciudad frente a plazas adelantadas como Londres, Estocolmo, Amsterdam o Berlín. Ricard Robles alerta, no obstante, de que Barcelona pueda convertirse “en un lugar con colonias de expatriados que vienen a disfrutar de su calidad de vida” y llama a la reflexión. “Debe haber un componente educativo, social, que llegue a todas las capas involucradas a la innovación. Cuando se habla de la marca Barcelona, hay que pensar qué tenemos y cómo proyectarlo, para que sea más que simplemente un buen espacio de acogida”.

Pero el Sónar representa hoy por hoy un referente de festival urbano que se proyecta también a través de sus mismas subsedes, actualmente cinco: Buenos Aires, Bogotá, Reykjavik, Hong Kong y Estambul. En este mundo de marcas y franquicias, los Sónar desperdigados por el mundo alientan el culto a la versión original, la barcelonesa.

Algunos asistentes, profesionales o artistas de esas ediciones foráneas degustarán estos días el Sónar auténtico, el primero, que les ofrecerá un desbordante menúel Sónar auténtico, el primero,  que, además de los grandes nombres mencionados, incluye delicadezas como la música contemplativa del islandés Ólafur Arnalds Ólafur Arnaldsy la visionaria batería ‘afrobeat’ de Tony Allen (con el cantante funk-soul estadounidense Amp Fiddler), la experiencia discotequera de ‘DESPACIO’, a cargo de James Murphy (LCD Soundsystem) y, quizá en honor a los viejos tiempos, las sesiones de Richie Hawtin, Ángel Molina y Laurent Garnier. Entre las propuestas autóctonas, Rosalía, adentrándose en la moderna música urbana, el Niño de Elche con el ‘bailaor’Niño de Elche Israel Galvány el ’manifiesto audiovisual’ de Refree con Isaki Lacuesta. Otros vértices de este Sónar de gala.

El Sónar, en claves

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