Cervera celebra su Aquelarre más multitudinario

Media tonelada de pólvora y 41 años de experiencia han logrado que el Aquelarre de Cervera haya batido este año récord de asistencia, con unos 35.000 espectadores. El motivo central de la fiesta ha sido, como es común, la transgresión alrededor de las figuras de los ‘diables’, las brujas y, sobre todo, el Gran Mascle Cabró, una suerte de Priapo moderno y demoníaco, pero en esta ocasión, el director artístico del montaje, Albert Parra, ha ambientado la celebración en un inesperado resurgimiento de la Atlántida.

La mezcla de animales del mar y de bestias de la tierra, todo ello perfumado con el embriagador olor de la pólvora, ha resultado ser un notable acierto.

Uno de los momentos más esperados por el público, la cuenta atrá del simbólico encendido y hundimiento del edificio de la Universitat, ha contado en esta ocasión con la música de una banda, como el propio Aquelarre, nacida en los años 70, la Companyia Elèctrica Dharma. El grupo lo hizo en 1971. El festival, en 1978. Son contemporáneos.

Novedades

Una de las novedades de esta edición ha sido la reapertura al público del Carreró de les Bruixes, cerrado por motivos de seguridad durante las fiestas desde hace más de 20 años. La decisión ha sido del agrado de los más nostálgicos, pues fue precisamente allí donde nació la idea del Aquelarre. En 1978, una asamblea de jóvenes de Cervera tuvo problemas para encajar su participación en las más convencionales fiestas del barrio de Santa Anna. Fue entonces cuando buscaron su propio espacio y, de paso, su argumento de fondo alternativo. Eligieron las brujas. El tránsito hacia el aquelarre fue natural.

El callejón ha podido ser visitado sin mayores contratiempos a pesar de que, lo dicho, la de esta año haya sido la edición más multitudinaria de su historia.