ARTE

La Fundació Tàpies celebra 25 años

La institución creada por el desaparecido artista matérico defiende el papel de la cultura

Fundacio Tapies

Fundacio Tapies / periodico

ANNA ABELLA / BARCELONA

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Bajo el título de ‘Tres mil años de amistad’, con el que la Fundació Tàpies celebra este 2015 su 25º aniversario, se ‘esconde’, como apunta su director, Carles Guerra, un texto que el desaparecido artista matérico escribió en 1991, donde reflexionaba sobre los museos y el sentimiento de posesión, que afecta tanto a la amistad como al arte. “En los últimos años el arte necesita acogerse de nuevo a sus templos y vivir al abrigo de unas creencias, una visión del mundo, una filosofía, una moral…, si no se quiere que se desvanezca en la sola cultura del entretenimiento y del negocio -opinaba Antoni Tàpies (1923-2012)-. Serán templos (…) depositarios de los valores aportados pacientemente por los maestros de todas las ramas del saber y de las artes que desde hace siglos nos han precedido”. 

NUMEROSAS PERSONALIDADES

Este viernes, el edificio de la calle Aragó, obra del arquitecto modernista Lluís Domènech i Montaner, donde puede visitarse hasta el 10 de enero la exposición 'Tàpies. Colección de artista', tendrá una jornada de puertas abiertas hasta las 24.00 con motivo de los 25 años de un centro que su creador ideó para promover el estudio y el conocimiento del arte moderno y contemporáneo. Además de otras actividades que desarrollará en próximos días, la Fundació Tàpies ha ofrecido un acto presidido por el actual director y por los tres que le han precedido en el cargo: Manuel Borja-Villel (desde su apertura, el 5 de junio de 1990, hasta 1998, y hoy director del Museo Reina Sofía), Núria Enguita (de 1998 al 2008) y Laurence Rassel (del 2008 hasta el pasado julio).

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En él, donde se ha recordado el papel fundamental para la institución del malogrado hijo del artista, Miquel Tàpies, fallecido hace dos años, distintas personalidades del mundo del arte y la cultura han arropado a la viuda, Teresa Barba, a su hijo Antoni y al resto de la familia. 

Han acudido, entre otros, Pere Portabella, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau; la responsable de Cultura del Ayuntamiento, Berta Sureda; Àlex Susanna, director de Institut Ramon Llull; el director del Macba, Ferran Barenblit; el del CCCB, Vicenç Villatoro; artistas como Eulàlia Valldosera, Perejaume y Sergi Aguilar (Fundació Suñol), el excomisario de exposiciones del Macba Valentín Roma y galeristas como Carlos Duran (Senda) y Emilio Álvarez (Àngels Barcelona).

PAPEL DE LA CULTURA

Durante su parlamento Guerra ha destacado “la solidez y la consistencia de los programas” de la Fundació, que la han hecho “necesaria en momentos de emergencia social, cuando la cultura se menosprecia”, ha recordado que la obra de Tàpies siempre “ha abocado a la modernidad, incluso desde la oscuridad de los horizontes franquistas” y ha asegurado que su “futuro pasa por defender el papel de la cultura en el seno de la nueva sociedad”. Un futuro que la entidad afronta con una reducción paulatina de las subvenciones públicas y la pérdida, desde la muerte del pintor, en 2012, del ingreso de derechos de reproducción de sus obras.  

Además de representar el legado de un artista, según Guerra, la institución que dirige debe “tener un compromiso público y una vocación de estar en permanente contacto con el ciudadano” y no solo ser el referente de Tàpies sino también de toda una serie de artistas “que representan el paradigma crítico” dentro de la sociedad. 

VOCACIÓN INTERNACIONAL

Por su parte, Enguita ha recordado el “cuestionamiento crítico que siempre ha caracterizado a la Fundació” y, que como defendía Miquel Tàpies, debe ser un “centro de I+D del arte contemporáneo en Barcelona”, con el desarrollo de programas muy arriesgados. Mientras, Borja-Villel ha atribuido el éxito de la institución, que ha tenido una vocación internacional, a tres aspectos: la propia obra de Tàpies, la fundación y la ciudad y su gente.

Rassel, que asumió la dirección con un edificio en plena reforma arquitectónica, expresaba un paralelismo entre la posibilidad física de “abrir espacios, tirar paredes y abrir ventanas” para ofrecerlos a públicos diversos y al mundo y evocaba los estatutos de la fundación, donde Tàpies instaba a “poner en práctica ideas imposibles de llevar a término en una sola vida”.