GALARDÓN

Almudena Grandes: "Antes que exhumar a Franco hay que desbloquear las fosas de la guerra"

La escritora logra el Premio Nacional de Narrativa 2018 por 'Los pacientes del doctor García', donde indaga en la impunidad del nazismo en la España de Franco

Almudena Grandes, este miércoles, en Madrid.

Almudena Grandes, este miércoles, en Madrid. / JOSÉ LUIS ROCA

Anna Abella

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Decía Almudena Grandes (Madrid, 1960) hace un año que 'Episodios de una guerra interminable’, la serie de novelas de inspiración galdosiana que inició en el 2010, "ahonda en las miserias del siglo XX". Y hablaba de su cuarta entrega, 'Los pacientes del doctor García' (Tusquets), donde penetraba en algunas de las más oscuras: la impunidad con la que el régimen de Franco, pero también las potencias aliadas, consintieron y ampararon durante la posguerra y tras la derrota de Hitler la red de huida de criminales nazis en España. El novelón, de 750 páginas y más de 200 personajes (una cuarta parte de ellos, reales), logra “un difícil y preciso equilibrio entre lo imaginado y la lealtad a la verdad histórica”, ha valorado el jurado del Premio Nacional de Narrativa, dotado con 20.000 euros, que este martes ha calificado además de “ambicioso proyecto narrativo” la serie, que cuando la empezó, ha recordado la autora tras conocer el fallo, muchos le dijeron que era “excesivo y anacrónico”. 

Tras 'Inés y la alegría', 'El lector de Julio Verne' y 'Las tres bodas de Manolita', en 'Los pacientes del doctor García', Grandes se remontaba al asedio de Madrid tras el golpe de Franco de 1936 y viajaba por la guerra civil y la posguerra española, pasando por la segunda guerra mundial –en el Berlín sitiado por los rusos, las masacres alemanas en Estonia o los despachos de la diplomacia en Washington o Londres- y llegando incluso al golpe militar en la Argentina de 1976. La autora de ‘El corazón helado’ tejió una intrincada historia de espionaje republicano, impulsado por el presidente Negrín, que era a la vez un relato de perdedores, desesperanza y clandestinidad.

Gracias a los resistentes antifranquistas

“El premio es para toda la gente que se ha acercado a mí desde que empecé los ‘Episodios’ para decirme que se había visto reflejada en ellos o para agradecerme que hubiera contado su juventud, la de su padre, la de su abuela... –explica vía telefónica desde Madrid-. Es un privilegio escribir estas novelas porque me permitía satisfacer el deseo de explotar un filón de historias espléndidas que aún no se han contado además del impulso moral de enseñar al lector contemporáneo cómo miles de mujeres y hombres se jugaron la vida para que hoy nosotros pudiéramos tener democracia y libertades. Y hay que darles las gracias porque la democracia española nunca ha agradecido el trabajo de los resistentes antifranquistas”. En ningún otro país, añade, la memoria tiene enemigos “tan encarnizados. Si no sabemos de dónde venimos, nunca sabremos a quién nos queremos parecer ni quién queremos ser, por eso es tan importante seguir recuperando la memoria histórica”.  

"Tuvimos que tragarnos a un dictador que murió en la cama en 1975 porque a los aliados les gustaba más Franco que los republicanos"

‘Los pacientes del doctor García’ -10 ediciones, 200.000 ejemplares vendidos, traducciones en Italia, Francia, Suecia, Holanda y Polonia, y derechos para la versión audiovisual vendidos- es “la novela de la guerra fría”, señala la autora de novelas como ‘Las edades de Lulú’ y ‘Malena es un nombre de tango’. “España fue víctima de la guerra fría. Son falacias lo que el franquismo decía de que España podía vivir al margen del resto tras la guerra civil y que no tenía nada que ver con la segunda guerra mundial. En Alemania, tras Hitler, hubo partidos, elecciones y dignidad democrática. Pero aquí tuvimos que tragar a un dictador que murió en la cama en 1975 porque a los aliados les gustaba más Franco que los republicanos, aunque no lo reconocieron nunca porque les avergonzaba. Y eso explica cómo se instauró la democracia en este país. Ya citaba en el libro a Jaime Gil de Biedma: ‘De todas las historias de la Historia/ sin duda la más triste es la de España/ porque termina mal’. Estoy segura de que lo escribió pensando en el triste destino de este país”.

"Más urgente que sacar a Franco del Valle de los Caídos es desbloquear el tema de las fosas de la guerra civil"

Para Grandes, “hay que pasar página de la guerra civil y la posguerra pero antes hay que haber leído la página y hacer lo que debíamos”. Por ello, opina, “antes que sacar a Franco del Valle de los Caídos, donde se gastó 1.100 millones de pesetas cuando las cartillas de racionamiento decían que las cáscaras de cacahuete eran alimento, es más urgente desbloquear el tema de las fosas en las cunetas. No podemos seguir siendo el segundo país del mundo, tras Camboya, con más fosas. Es una anomalía. No puede ser que haya partidos políticos que se opongan escudándose en temas ideológicos porque no es algo de derechas o izquierdas sino de derechos humanos fundamentales. El Estado democrático aún no ha sido capaz de amparar a las familias que piden algo tan fundamental”. 

"Los novelistas jugamos con ventaja -considera la veterana escritora- porque la literatura es el territorio de la emoción. El lector se identifica más profundamente con el personaje de ficción que con el libro de historia porque este se queda huérfano, se enamora, le abandonan, es feliz o desgraciado. La ficción puede llenar lagunas que la historia no puede contar y establece vínculos emocionales con el pasado". El próximo vínculo: la quinta entrega de los 'Episodios', ‘La madre de Frankenstein’, en la que ya está trabajando y donde rescata la historia de una mujer internada en el manicomio de Ciempozuelos en los años 50, en "la posguerra más triste".